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Columna
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La síntesis del BNG

Habitualmente, julio es el mes del BNG, ya que cada Día Nacional de Galicia -para los nacionalistas, Día da Patria Galega- lleva a cabo su gran concentración de la Quintana, de la que este frente suele salir con las pilas cargadas. Este año, sin embargo, hay dudas sobre si será julio el mes del BNG, ya que octubre, el mes de su esperada asamblea nacional, parece venir cargado de emociones fuertes. Si bien el más que probable adelanto de las elecciones generales puede alterar su calendario, los nacionalistas despejarán en su próxima cumbre asamblearia -un afiliado, un delegado- las sombras que planean sobre su futuro. En juego están su actualización ideológica, su modelo de partido, su dirección y su candidato a la presidencia de la Xunta en 2013.

El único nacionalismo que ha cuajado hasta ahora en Galicia es el de izquierdas

Atentos a cuanto suceda en el BNG están sus 8.000 militantes, pero no solo ellos. También sus 300.000 votantes, no todos tan iniciados como para seguir con detalle su complejidad interna, que a veces requiere un manual de ayuda. Lo sustancial, en todo caso, es que el BNG sigue siendo uno de los tres pilares democráticos de Galicia, junto con el PP y el PSdeG-PSOE, y que si bien ha perdido fuelle con respecto a su época dorada de los noventa y parte de la década siguiente, continúa dependiendo de sí mismo para ofrecer a la sociedad gallega una alternativa política propia. En realidad, la única que responde a ese 25% de gallegos que se sienten genuinamente nacionalistas. Es verdad que hay otros intentos de crear o renovar otras fuerzas políticas ese espacio nacionalista y/o galleguista, pero a día de hoy el BNG es su único referente, por encomiables que resulten los esfuerzos de algunos por desarrollar en Galicia un sistema de partidos más similar al de Cataluña, donde la izquierda y la derecha están duplicadas en clave española y catalana.

El BNG tiene, por tanto, la oportunidad de hacer las cosas bien y de recuperar los buenos momentos que, por distintas razones, alcanzó con Xosé Manuel Beiras y Anxo Quintana. En ese sentido, a Guillerme Vázquez, del mismo modo que a Paco Rodríguez, Carlos Aymerich, Teresa Táboas y el propio Beiras, les corresponde encajar y conciliar las distintas sensibilidades que representan, tanto desde el punto de vista ideológico como organizativo. Si lo consiguen -ya se vieron cosas más difíciles en la historia del BNG-, este frente seguirá abanderando la izquierda nacionalista, con cancha suficiente para su expresión sindical -la CIG- y también para otros sectores, como la pequeña burguesía intelectual que hace posible una alianza de clases entre personas de izquierdas y nacionalistas.

Una salida de síntesis en el BNG no solo es lógica, sino que es la única que puede revitalizar el nacionalismo y permitirle que vuelva a gobernar en Galicia, aliado al PSdeG-PSOE. De aquí a las autonómicas de 2013 van a cambiar tantas cosas en España y en Galicia que tomar decisiones sin observar el medio plazo carecería de sentido práctico, por mucho que alimentase ciertos egos. En ese sentido, del BNG se espera que sea capaz de articular un discurso de izquierdas adaptado a un nuevo escenario económico, del que no están desprendiéndose precisamente expectativas favorables para los partidos comunistas y socialdemócratas, cada vez más en crisis en el entorno europeo al que pertenece Galicia.

Si ese BNG es más un frente o más un partido, si está liderado por un hombre o por una mujer, o si manda más o menos la UPG, claro que es importante, sobre todo para quienes contienden en su seno por el poder. Sin embargo, no serán factores así los más relevantes en la estrategia política del BNG.

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Otra cosa es que para conseguir un proyecto político convincente sea menester todo un encaje de bolillos entre sus cada vez más numerosas sensibilidades, políticas y personales. A priori, es natural que haya mucha efervescencia, e incluso riesgo de ruptura. Cuando todo pase y la asamblea baje el telón solo habrá resultados democráticos, ya que si algo no puede cuestionarse es que el BNG no sea una organización democrática y asamblearia, única en Europa por sus características y única en Europa por el papel que tiene un pequeño partido comunista, la UPG, capaz de sostener un exitoso andamiaje electoral. Y si alguien lo duda, que se lo pregunte al PCE o a Izquierda Unida.

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