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ESTA SEMANA
Columna
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Luto

Se ha acabado el luto, vino a decir el expresidente de Extremadura Guillermo Fernández Vara en el primer acto electoral del candidato Rubalcaba celebrado el pasado sábado en Mérida. Tras la derrota del 22-M, el socialista extremeño exhorta a los suyos a ponerse la blusa de lunares porque ya ha terminado el negro. A partir de ahora, lo que toca es trabajar para iniciar la remontada electoral. Al mismo tiempo, la consejera de la Presidencia, Mar Moreno, dice en EL PAÍS que "a veces, la izquierda muere de autocrítica". Por tanto, todo hace indicar que se ha llegado a un punto de inflexión tal que presumimos un cambio, un giro significativo en el devenir de los socialistas y muy especialmente, de los andaluces.

De hecho, se podría visualizar a partir de esta semana, tras la celebración del comité director del PSOE de Andalucía de este lunes. Una cita esperada y en donde, además de hacer el obligado análisis crítico por los resultados electorales obtenidos en los comicios locales, se pretende ganar impulso abriendo una nueva etapa que ha de estar marcada por la unidad interna y, sobre todo, por el objetivo prioritario de mantener la iniciativa política.

La paz en el seno de la familia socialista se considera imprescindible máxime después de cerrarse con éxito el congreso extraordinario del PSOE almeriense. Ya no hay más margen para las cuitas internas. Todos tienen la obligación de hacer habitable el partido pero todos, igualmente, han de cesar en su labor de obstrucción a las respectivas direcciones provinciales. De modo que se entiende que las turbulencias que se han vivido en Cádiz o Málaga han de pasar a la historia en un elemental cierre de filas ante los difíciles retos que tienen por delante.

Una tarea que resultará más fácil de aplicar después de la transformación sustancial producida en los últimos días en el panorama político andaluz. La depresión que les atosigaba comenzó a tornarse en optimismo después de salvar Griñán con éxito la difícil prueba del debate sobre el estado de la comunidad.

Las numerosas propuestas planteadas, muy conectadas con la realidad social más inmediata y cargadas de mensaje socialista, supusieron trasladar un mensaje muy nítido de que hay recorrido por delante y de que se cuenta con los suficientes recursos como para rebatir con contundencia los signos de agotamiento que se detectaron con anterioridad.

A eso se ha unido el debate sobre las retribuciones. El propio Arenas se ha metido en la trampa. Ante todos los andaluces ha quedado como el político que más gana, con lo que su llamamiento a favor de la austeridad está seriamente cuestionado. Y también, como el que más obstáculos ha puesto para que se conozca la verdad, o sea, que sus apelaciones a la transparencia también suenan, poco menos, que a broma.

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