FIB, ciudad de vacaciones
Desde que el irlandés Vince Power, un hombre de negocios curtido en mil batallas de la música, se hizo con el Festival Internacional de Benicàssim, este se ha convertido en un resort vacacional pensado para adolescentes británicos. Es cierto que al FIB siguen yendo muchos españoles, algo así como el 40% del aforo, y que no todo está compuesto de veinteañeros, pero tanto la programación como la promoción y la configuración del espacio miran en esa dirección. Nada de malo tiene ello, pero justo es reconocer que el concepto del FIB no le hace merecedor de formar parte del turismo cultural ni de lo que hasta ahora entendíamos por un festival. El FIB es, sobre todo, unas vacaciones musicales.
La programación del primer día estuvo dedicada a los foráneos. Ninguno de los cabezas de cartel se come un rosco en España, pero en Inglaterra son número 1. Era jueves, jornada inglesa. Para el resto de días, el FIB ha apostado este año por sacar el talonario. De momento nadie quiere dar cifras, pero tener a los Strokes, Arcade Fire, Portishead o Arctic Monkeys no habrá salido barato. Sí habrá salido, probablemente, muy rentable. Porque este año el festival puede batir récords en pleno hundimiento europeo y unas 200.000 personas desfilarán por el recinto hasta la madrugada del lunes.
Este FIB hay que tomarlo como un acontecimiento de masas que no repara en cifras y que solventa las estrecheces de más de un empresario. En Benicàssim y alrededores no queda una sola habitación de hotel, hostal o pensión libre. Y el alcohol se agota en los bares del pueblo a la misma velocidad que las existencias de crema bronceadora.
Bastan 30 segundos en el recinto del FIB para constatar cómo ha bajado la edad del público asistente. Miles de torsos semidesnudos practican el lanzamiento de vasos a la multitud, costumbre muy británica en los conciertos, por cierto. Una inquietante atracción de feria marea a algunos valientes de la gran verbena. El camping está más lleno que nunca. Nada menos que 20.000 personas desde el pasado domingo han instalado su tienda en los alrededores del recinto. Esto es, en suma, sol, música, playa y cerveza a medida para el poder adquisitivo del turismo más joven.
