El Museo de Bellas Artes une mobiliario y retratos cortesanos

Recién restaurado en la Real Fábrica de Tapices de Madrid, el tapiz León a la orilla del río ha vuelto a las salas de exposición del Museo de Bellas Artes de Bilbao. El tapiz, un ejemplo del trabajo realizado en el siglo XVII en un prestigioso taller de Guadalajara, de más de cuatro metros de ancho, se presenta ahora rodeado de retratos cortesanos de la colección del museo y de un escritorio alemán, realizado en madera y alabastro.

El tapiz ha sido sometido a un delicado proceso de puesta a punto en Madrid. Después del lavado en una cubeta de grandes dimensiones fue secado a mano con esponjas naturales. El tapiz presentaba desgastes, algún desgarro y pérdidas de material textil, que fueron restauradas con hilos de seda y lana, teñidos de los colores que en la actualidad presenta la pieza, notablemente desvaídos respecto a los que se suponen originales. El tapiz fue reforzado con un soporte de lino, que sirvió de base para la restitución del material perdido y, finalmente, forrado con otro tejido de algodón. Todas las intervenciones realizadas son reversibles, destacó ayer el jefe del departamento de Restauración del museo, José Luis Merino, de acuerdo con las técnicas de restauración imperantes.

El gran tapiz está ahora acompañado por cuatro retratos cortesanos: Retrato de Felipe II (c. 1549-1550), de Antonio Moro; Retrato de doña Juana de Austria, princesa de Portugal (1557), de Alonso Sánchez Coello; Retrato de doña María de Médicis (1606-1607), de Frans Pourbus, y Retrato del príncipe Felipe Manuel de Saboya (1604), de Juan Pantoja de la Cruz. La sala se completa con un escritorio, construido en Augsburgo en el siglo XVI y decorado con escenas talladas en alabastro y madera de boj.