La guerra del tabaco rebaja el IPC al 3,2%

Hace un mes, más o menos, Philip Morris reavivó la guerra del tabaco. Rebajó el precio de sus cajetillas (Marlboro, Chesterfield, L&M). Los competidores le siguieron. Ya ha llegado la paz. Pero estas hostilidades han puesto su granito de arena para mantener a raya la inflación. El IPC de junio mantuvo la senda descendente que inauguró en mayo. Perdió tres décimas y quedó en el 3,2%, según el Instituto Nacional de Estadística. Ponía así más distancia del techo marcado en abril (3,8%).

Más moderado fue el comportamiento de la inflación subyacente, la que elimina de la estadística los productos con precios más volátiles como los alimentos frescos o la energía, que mostró un aumento del 1,7%, cuatro décimas menos que el mes anterior.

La contribución de la guerra del tabaco fue decisiva en la bajada de tres décimas de los precios de mayo a junio. El epígrafe de bebidas alcohólicas y tabaco aporta por sí mismo 2,7 décimas.

Para el Ministerio de Economía, los datos de junio muestran que la escalada de precios vivida hasta abril provenía del aumento de impuestos y de la subida del precio del petróleo. Esto llevó al secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, a pedir a los sindicatos y a los empresarios que no trasladen a los salarios el crecimiento de los precios pasado para que no haya inflación de "segunda ronda" y reclamar que la evolución de los sueldos se vincule a la productividad.

La misma demanda expresó la CEOE en su valoración del dato. Por su parte, los sindicatos fueron más críticos. UGT afirmó que la moderación de precios es "ligera" y reclamó que se agilice la negociación de convenios para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo. CC OO calificó la tasa de inflación de "excesivamente elevada". Para la central sindical, esta evolución se debe al "mal comportamiento de una parte representativa de los empresarios españoles", que aumentan en exceso el precio de sus bienes y servicios.