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Rajoy presenta al PP como un aval frente al abismo de la deuda española

"España tiene futuro, aquí hay una alternativa, hay que hacer los deberes", dice

Carlos E. Cué

No era un día fácil para un hombre como Mariano Rajoy, al que no le gusta pasarse de frenada, ser protagonista y que todos los ojos se pongan en él. No era el momento para lanzar su habitual ataque al Gobierno. Cada vez que aumenta el diferencial de la deuda, Rajoy dice que el problema es que los mercados no confían en Zapatero. Pero ahora ha caído también Italia, socio de Rajoy, y muchos critican la forma de actuar de Alemania, otro aliado. Así que el líder del PP cuidó mucho su discurso y en vez de tirarse a degüello contra el Gobierno, como suele hacer, optó por lanzar un mensaje similar en el fondo, reclamando elecciones anticipadas, pero muy distinto en la forma.

En lugar de atacar directamente a Zapatero o a Rubalcaba, a los que no mencionó aunque sí lanzó cargas indirectas, Rajoy se presentó ayer a sí mismo y a su partido como un aval de que España puede salir del agujero. En un tono comedido y lejos del catastrofismo de otras ocasiones, utilizando en varias ocasiones la palabra "patriotismo", el líder del PP planteó cuál cree él que es la salida: que llegue su partido al Gobierno. Su mensaje era claro: España tiene solución porque el PP está a punto de llegar al poder.

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"En un día especialmente difícil quiero decir que España es un gran país, un país solvente, que tiene futuro. Un país que tiene gente preparada para salir de la crisis, y una alternativa responsable que yo dirijo que sabe lo que España necesita. Lo que hace falta es un Gobierno que haga reformas para estar en el grupo de los buenos, con Alemania y Holanda. Cuando uno hace bien los deberes, las crisis afectan mucho menos", señaló Rajoy en la presentación en Madrid del libro Lo que hay que hacer con urgencia, un análisis de 30 economistas coordinado por el profesor Juan Velarde Fuertes.

El discurso estaba lleno de esos mensajes positivos. No en vano mientras terminaba de redactar su texto -como casi siempre, leído y sin aceptar preguntas de los periodistas al final- a primera hora de la mañana, el diferencial de la prima de riesgo española llegaba a los 375 puntos, aunque cuando habló Rajoy a la una de la tarde ya había bajado.

Lo que no hizo en ningún momento el líder del PP, al contrario que la mayoría de sus socios europeos y dirigentes políticos de todo tipo, es hacer un análisis sobre el mal funcionamiento de los mercados, plantear qué debe hacer la Unión Europea, qué soluciones políticas hay, qué se puede hacer con las agencias de calificación, si hace falta más regulación o qué solución cree él que es la mejor para la crisis griega. Sobre estos asuntos, Rajoy prácticamente no ha hablado en público.

Sin embargo, este es el asunto que ocupa la mayoría de las conversaciones políticas, también ayer en los pasillos del Congreso. El propio Rajoy, según su entorno, está muy preocupado con la reacción de la Unión Europea. Sin embargo, el líder del PP no ha mantenido en las últimas horas conversaciones con dirigentes europeos ni con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Rajoy está convencido de que al final Alemania acabará pagando el mayor coste de la crisis y por eso entiende sus recelos, pero confía en que se encuentre una solución en Europa, señalan en su entorno. Sin embargo, en público Rajoy no dice nada y evita cualquier tipo de crítica al sistema o a las instituciones europeas. En su entorno señalan que tomará cartas en el asunto cuando sea presidente; ahora en la oposición no tiene sentido.

Lo que sí hizo el líder del PP es contestar a las propuestas que había lanzado el fin de semana Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo hizo sin entrar a analizar ninguna de ellas, ni el impuesto a la banca, ni la creación de un impuesto para las grandes fortunas, ni la reforma electoral, ni el impuesto sobre transacciones financieras o la creación de una agencia europea de calificación. Rajoy las descalificó de plano. Para él, estas medidas son "una fórmula milagrera, de demagogia ramplona, una especie de bálsamo de Fierabrás que nada arregla". Después insistió en que hay que "huir como de la peste de la demagogia, porque es muy peligrosa".

Rajoy enumeró su plan de reformas, que incluye un contrato único para flexibilizar el mercado laboral. Y lanzó una última pulla indirecta al Gobierno: "La clave es trabajar para que el bono esté como cuando nosotros no fuimos del Gobierno, esto es, en cero". Y por último, pidió elecciones anticipadas sin citarlas expresamente porque cree que España "necesita un cambio total", "otras políticas" y "otra forma de hacer las cosas".

Mariano Rajoy, ayer durante la presentación de un libro en Madrid.
Mariano Rajoy, ayer durante la presentación de un libro en Madrid.EMILIO NARANJO (EFE)

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