Arenas, a la baja

Javier Arenas, el líder del Partido Popular en Andalucía, es realmente curioso. Toda su vida política se la ha pasado exagerando, al alza, siempre al alza, las cifras de sus discursos. Tanto para criticar a su oposición, como para ensalzar la gestión de su partido, siempre ha tirado para arriba. Si, por ejemplo, en Andalucía las cifras oficiales eran de 910.000 parados, Arenas hablaba de un millón. O, si en la etapa del Gobierno del PP se crearon 4.200.000 empleos, él hablaba, y habla, de cinco millones de empleos.

Y así siempre... hasta que se ha visto obligado a cumplir con el reto, iniciado por el presidente Griñán de hacer pública su declaración de la renta y, como avanzadilla, nos hace sus cuentas ¡a la baja! ¡Por primera vez da unas cifras a la baja! ¿Será modestia, o quizás, que no sabe cómo explicar que sigue siendo el político mejor pagado de Andalucía? El caso es que se olvida de ingresos (bien en metálico, bien en especies, ¿cuánto nos cuestan sus viajes gratis, pagados por el Parlamento?), y nos quiere endosar en qué se gasta sus cuantiosos y acumulados ingresos. Se le pregunta por lo que gana y nos cuenta en qué se lo gasta. ¿Curioso, verdad?

Claro que más curioso, si cabe, es que tenga tantísimas facturas para intentar justificarnos hasta los cafés o flores que paga, a diferencia de su admirado presidente Camps que se ponía a comprar trajes y nunca se le ocurrió guardar las facturas. ¡Qué curioso!

Y ¡qué preocupante! que Arenas aspire a gobernarnos a ocho millones de andaluces.