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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Debate fiscal: izquierda y derechas

Patxi López, nuestro lehendakari, es un hombre de izquierdas, comprometido socialmente, sensible ante el dolor y el sufrimiento de los que menos tienen. Lo era antes de ser lehendakari y, aunque un cargo de esa naturaleza aplaca en buena medida la intensidad con que se exponen los principios ideológicos, era esperable que aportara al Gobierno no solo su encomiable esfuerzo por conseguir la paz, sino su empeño por lograr una sociedad más justa e igualitaria, en la que se pueda vivir con dignidad. Así se ha mostrado. Digo esto para introducir este comentario en torno a su propuesta de revisar las políticas fiscales que están vigentes en Euskadi. Ha planteado recientemente que es el momento mejor para revisar nuestro sistema impositivo con el objetivo de "mejorar el potencial recaudatorio de nuestro sistema, para garantizar los servicios públicos y la sostenibilidad futura. Queremos que haya más recursos públicos, pero no por fastidiar a nadie, sea rico o no, sino porque son absolutamente necesarios para sostener nuestros servicios públicos, para mantener las políticas sociales, para seguir mejorando las infraestructuras y para aumentar la calidad de vida".

Lo que está en juego, como ha dicho Patxi López, es la calidad de vida de las gentes

¿Qué hay de malo en esto? Sin embargo, su propuesta ha dado lugar a pronunciamientos en sentido contrario, siempre relacionados con la vinculación ideológica de quienes los han formulado. Conviene, en primer lugar, subrayar que está en nuestro ordenamiento institucional la existencia del llamado Órgano de Coordinación Tributaria cuyas misiones y función quedan explicitadas en su mismo título: se trata de una institución llamada a coordinar, es decir, ordenar metódicamente las propuestas procedentes de las Diputaciones Forales. La LTH permite que cada Diputación vaya por su lado, quedando para el referido Órgano el trabajo de acercar las propuestas para que los vascos, todos, se sientan involucrados del mismo modo, y con la misma intensidad, en la recaudación de los tributos. Esta labor no era muy difícil cuando coincidían políticamente el Gobierno y las Diputaciones, pero lo va a ser ahora que el mapa político e institucional vasco se muestra tan confuso.

Hay más. La crisis ha interferido de tal modo en la recaudación, -la caída por impuestos concertados ha sido de más de cuatro puntos en relación con el PIB en los últimos cuatro años-, que ha puesto en riesgo la suficiencia de los ingresos públicos para hacer frente a los gastos. Hay gastos inevitables, al menos en cierto nivel: los gastos sanitario, educativo y social no son postergables. Es el momento de ser sensibles ante los más débiles de nuestra sociedad, sobre todo después de haber comprobado que la crisis apenas ha mermado los beneficios de las grandísimas empresas ni los sueldos de sus ejecutivos. La brecha abierta entre los pobres y los ricos ha crecido tanto que produce vergüenza. Entre ambos se apila una clase media muy numerosa, desigual y desequilibrada que vive atemorizada por los riesgos que derivan de las políticas neoliberales imperantes.

A la posición noble y valiente de nuestro lehendakari le han salido competidores. La derecha vasca, en sus dos versiones, -conservadores (PNV) y derecha genuina (PP)-, ha respondido. El PNV, por boca de su diputado general de Bizkaia ha dicho que para superar la crisis sólo se trata de generar actividad económica, ahí está la solución, pero ¿qué pasará si no se genera esa actividad, para lo cual es necesario tirar de la voluntad de los emprendedores? Porque todas las propuestas que ha formulado para activar la economía y provocar creación de empleo pasan por aumentar el gasto público o disminuir los ingresos. Y además no son pocas las infraestructuras y grandes obras que es preciso culminar, porque están comenzadas o como acicate para la economía y el desarrollo. Si se demora la actividad y no se avanza lo suficiente en la lucha contra el fraude fiscal, ¿cómo podrá cumplir su compromiso de no recortar el gasto social y alcanzar su sostenibilidad? El PP de Bizkaia ya ha ofrecido al PNV su colaboración para pactar sobre la fiscalidad, eso sí, después de haber criticado todas las políticas desarrolladas anteriormente por la Diputación. Los pensamientos de las derechas, por diversas que sean, siempre van por los mismos derroteros.

Resulta cuando menos gratuito que se tilde de "oportunista y cortoplacista" el debate como ha hecho José Luis Bilbao. Hablar de los impuestos es siempre comprometido, salvo que se haga con propuestas para disminuirlos, lo cual es siempre, incluso en tiempos de abundancia económica, un síntoma de insolidaridad. Porque además de constituir una importantísima fuente de recaudación, es una forma de redistribución de la riqueza, que ha de ocupar el primer lugar en el listado de los principios y valores que definen a una sociedad formada por personas decentes. ¿Acaso tuvo algo de equitativo que se eliminara el Impuesto del Patrimonio, o que se bajaran los tipos de imposición a las rentas más altas, o que se tratara como se trató al Impuesto de Sucesiones, o que se practique con tan excesiva "delicadeza" la lucha contra el fraude fiscal?

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Hay que acoger con la mayor alegría, y grandes dosis de esperanza, la propuesta del lehendakari. Lo primero, porque la actual situación institucional puede convertir las sesiones del Órgano de Coordinación Tributaria en el rosario de la aurora. Y lo más importante, porque la izquierda debe tomar la iniciativa para que la actual crisis no se convierta en otra coartada para acrecentar la insoportable distancia que separa a los acomodados de los más pobres y vulnerables. Lo que está en juego, tal como ha dicho Patxi López, es la calidad de vida de las gentes, que para los ricos tiene su objetivo en el lujo y para los pobres en la dignidad. Lo grave es que las derechas no parezcan dispuestas a reducir el lujo de algunos, de unos pocos, ni para asegurar la dignidad básica de los más vulnerables.

Josu Montalbán es diputado por Bizkaia del PSE-EE.

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