El alcalde de Salt propone que ciudades "sin saturar" asuman inmigración
El regidor de CiU defiende distribuir a los escolares entre pueblos vecinos
La población gerundense de Salt tiene 31.000 habitantes, de los que un 45% son población inmigrante, una densidad que no se reproduce en poblaciones vecinas. La media en España es del 16%. Por este motivo su nuevo alcalde, Jaume Torramadé (CiU), ha hecho pública lo que define como "reflexión filosófica" para evitar que unos pocos núcleos urbanos acumulen la recepción de inmigrantes en porcentajes muy superiores a la media. "No entro a discutir qué porcentaje es el idóneo", ha comentado a este diario, "pero sí que reclamo que se introduzcan factores de corrección para evitar estas densidades en determinadas poblaciones saturadas. No se trata de expulsar a nadie. Se trata de hacer políticas de reequilibrio".
"No pido cuotas, defiendo hacer políticas de reequilibrio"
Torramadé, que ha vuelto a la alcaldía tras arrebatarla al PSC en las últimas elecciones, asegura que algunas de estas reflexiones ya las formuló en 2004 y que los propios socialistas habían incluido alguna de estas medidas en su programa electoral. Por ejemplo, el que la población escolar se distribuya también entre centros educativos de pueblos vecinos con menor o nula inmigración. "En Salt, las escuelas concertadas tienen un 30%-35% de alumnado inmigrante y en las públicas esta cifra se eleva al 60% y hasta al 90%". Para el alcalde, estos escolares no viven la realidad del país. Una ciudad sin inmigración no es real, pero tampoco los porcentajes de Salt, sostiene. "Una de las consecuencias es que las parejas jóvenes autóctonas no intentan empadronar al hijo en otra población para acceder a otro tipo de escuela. Se van de Salt". El 80% de la población autóctona, subraya, tiene más de 58 años. Para Torramadé la actual situación es injusta tanto para la población autóctona como para la inmigrante, que no encuentra "el modelo de sociedad que ha venido a buscar".
Para Torramadé, la solución no pasa solo por incrementar la partida de los planes de acogida porque "la presión demográfica los supera". Se trataría, por ejemplo, de obligar a las poblaciones cercanas que abren polígonos industriales a levantar vivienda social. "Ahora nos encontramos que este colectivo inmigrante vive en Salt y trabaja en otros lugares" y el coste de la política social recae donde residen.
Una de las medidas que propone y que levantará más polémica es la de que en la concesión de vivienda pública municipal del centro de Salt se prime a ciudadanos autóctonos para reequilibrar la procedencia demográfica de la población. "No puedo querer promover carnicerías occidentales si no van a tener clientela", comenta. Para Torramadé, el problema es que esta acumulación de población recién llegada hace que se pierdan los referentes culturales propios y el modelo de una sociedad catalana del siglo XXI. "Hay un modelo y debemos preservarlo con matices. Salt es de la gente que vive aquí, pero no puede ser diferente del resto de municipios de Girona". Torramadé asegura que defiende que los inmigrantes preserven su cultura, pero la calle ha de ser de todos y con la crisis económica la integración de los recién llegados se hace más difícil. Ayer en Twitter, se le atribuía que había defendido fijar cuotas máximas de inmigrantes. Torramadé lo negó: "Lo que propongo son políticas que favorezcan el reequilibrio".
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