Cajeros trucados, dinero auténtico
Seis personas detenidas por utilizar el sistema del 'lazo libanés', que les permitió robar más de 100 tarjetas de crédito
"Nunca hay que dar el código pin de una tarjeta", recordó ayer el inspector de los Mossos d'Esquadra Ramon Grasa. Algo que parece tan obvio, no se cumple siempre. La policía autonómica ha detenido a seis personas por robar 108 tarjetas de crédito de almas cándidas que han caído en la estafa del lazo libanés y dieron sus códigos personales a los ladrones. Es una técnica vieja que se ha ido sofisticando y que consiste en poner una falsa ranura en los cajeros, con una lengüeta hecha con una cinta de vídeo. Cuando el cliente introduce su tarjeta, en lugar de entrar en el sistema, queda atrapada por ese lazo que forma la cinta.
Los seis ladrones detenidos en Barcelona (todos en libertad, acusados de estafa) habían perfeccionado el sistema, colocando al lado del cajero una pegatina bastante elaborada, donde constaba un número de teléfono al que llamar en el caso de que hubiese alguna incidencia. Un móvil. "Algo que ya debería hacer sospechar. Un fijo es más fiable", recomendó el inspector.
Normalmente, uno de los ladrones se hacía pasar por una persona bondadosa a la que también se le había tragado la tarjeta el cajero, y recomendaba a la víctima que llamase. "Contestaba una mujer, que hablaba en castellano o en catalán, y les pedía el número PIN para dar de baja la tarjeta", contó Grasa. La víctima se iba tranquila del cajero, mientras los ladrones volvían, desinstalaban la ranura falsa y se hacían con la tarjeta. Los Mossos calculan que en un año se han hecho con 70.000 euros.
La mayoría de las víctimas son ancianos que usaban cajeros exteriores, donde no suelen grabar cámaras. Pero también manipularon alguno interior. Si había más de un cajero, inutilizaban los auténticos para que se viesen obligados a acudir al falseado.
Jorge S. L., de 57 años, y de origen español, junto a Ivaylo Angelov M., de 42, de origen búlgaro, eran supuestamente los cabecillas del grupo. Ellos se encargaban de manipular los cajeros. Sus parejas, Laura C. R., de 32 años, y Alexia H. P., de 28, las dos españolas, se ocupaban de contestar al teléfono. Luego, junto con Aurelio F., de 52, y Nikolai D., de 36, italiano y ruso, respectivamente, saqueaban presuntamente las cuentas. Actuaban sobre todo entre las siete de la tarde y las tres de la madrugada, especialmente la noche del domingo al lunes.
El lazo libanés es una técnica vieja, que vuelve periódicamente a Barcelona, hasta que la policía da con los ladrones. Grasa se mostró ayer confiado: "Desde que les detuvimos el pasado día 23 no hemos vuelto a tener un robo de este tipo".
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