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Las conclusiones del último debate de Zapatero

Zapatero exhibe sus apoyos para agotar la legislatura

El respaldo parlamentario permite al presidente y a Rubalcaba escoger si convocan elecciones en otoño o esperan a marzo

"Entramos en una situación difícil y salimos mucho mejor", resumió Eduardo Madina, número dos del Grupo Socialista, al término de la tercera jornada del debate del estado de la nación, el último de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. El PSOE y el Ejecutivo entraron en el debate en una situación de extrema debilidad, con un reciente resultado electoral pésimo y unas perspectivas aún peores y, al menos, han conseguido demostrar que si quisieran tendrían apoyos suficientes en el Parlamento para agotar la legislatura.

El Ejecutivo sigue teniendo las encuestas en contra y las cifras económicas no apuntan mejoría pero, paradójicamente, del debate ha salido reforzada la relación de los socialistas con el PNV y con Coalición Canaria, los dos partidos que les pueden prestar sus votos para sacar adelante los Presupuestos del Estado para 2012 y cuantas iniciativas parlamentarias necesiten aprobar. Son los mismos que apoyaron los Presupuestos de 2011, y los socios naturales del PSOE en esta legislatura, después de que a mediados de la anterior rompiera con sus aliados de la izquierda.

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Ayer, los socialistas consiguieron una meta que hasta ahora había sido inalcanzable: ganaron las 90 votaciones que se produjeron en el Congreso, sin perder ninguna, por primera vez desde que Zapatero es presidente del Gobierno.

Es cierto que el PSOE había presentado propuestas de resolución lo suficientemente ambiguas como para trabar acuerdos, pero también lo es que al Grupo Socialista le ha resultado más fácil llegar a acuerdos con los nacionalistas vascos y canarios que otras veces. De hecho, el PNV vio aprobadas 13 de sus 15 propuestas de resolución y CC todas las suyas. Y el hecho de que los socialistas no fueran derrotados en ninguna votación, algo que destacó especialmente Madina, es especialmente significativo en un momento de aparente debilidad parlamentaria del Gobierno.

Fuentes de La Moncloa explican que, a pesar de la impresión que puede haber provocado la emotiva y reiterada despedida de Zapatero, no hay una decisión tomada sobre la fecha de las elecciones. Por eso, el jefe del Ejecutivo no reveló si las convocará en otoño o si aguantará hasta marzo de 2012.

Estas fuentes explican que la decisión se tomará a la vuelta del verano, con tiempo suficiente como para celebrarlas en octubre o noviembre, una vez que se culminen las grandes reformas económicas que están en marcha. Explican que no tendría ningún sentido anunciarla ahora, ya que los plazos legales llevarían la convocatoria al mes de agosto, lo que resulta imposible por motivos obvios.

Tras las vacaciones de agosto, el presidente del Gobierno y el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, decidirán cuándo se convocan las elecciones. Ni siquiera hay un análisis claro sobre si es mejor para los intereses socialistas celebrarlas en otoño o en marzo, según las mismas fuentes. Otros grupos parlamentarios que hablan habitualmente con el Gobierno y le prestan apoyo señalan que la clave está en las perspectivas económicas y, dado que son una incógnita, la decisión no puede estar tomada. Asuntos como la salida a Bolsa de Bankia -si es un éxito o un fracaso- o la resolución de la crisis griega, con sus consecuencias sobre la deuda española, y el efecto sobre el empleo de la temporada turística, condicionarán sin duda esa decisión, por lo que aún hay demasiadas incógnitas encima de la mesa.

En todo caso, miembros destacados del equipo de campaña de Rubalcaba aseguran que intentan tener diseñada la estrategia lo antes posible, pero que trabajan con la hipótesis de que los comicios se celebrarán el próximo marzo.

Zapatero, de acuerdo con Rubalcaba, podrá tomar la decisión sin estar angustiado por la aritmética parlamentaria, porque el PSOE cuenta con apoyos suficientes para sacar adelante iniciativas, empezando por los Presupuestos. El respaldo de PNV y CC, que tendrá su primera muestra en la votación en las próximas semanas del techo de gasto, garantiza la posible aprobación de las Cuentas para 2012, aunque aún no haya empezado la negociación. Extrañamente, el techo de gasto salió adelante el año pasado por la abstención de CiU -también la negociación colectiva y los grandes recortes de mayo de 2010-, ya que el PNV votó en contra. Sin embargo, los nacionalistas vascos aprobaron luego los Presupuestos mientras los catalanes los rechazaban. Se trata de los juegos habituales de negociaciones, pero que, tras el clima que muestra el debate del estado de la nación, el PSOE cree que puede controlar sin problemas. Las votaciones de ayer son una buena prueba, ya que Zapatero y su equipo lograron estrechar esa relación hasta lograr un final del debate mucho mejor incluso que los precedentes. De ahí la satisfacción del Grupo Socialista.

"Las votaciones son la expresión más clara de la capacidad del Gobierno para tener respaldo parlamentario suficiente", aseguró el jefe del Ejecutivo, visiblemente satisfecho, a la salida del hemiciclo.

Zapatero intercambió desde la tribuna guiños con el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, en la primera jornada del debate. Hasta el punto de que el presidente emplazó a los nacionalistas vascos a iniciar la negociación presupuestaria. "¿Hay partido?", le preguntó Erkoreka a Zapatero, y este le respondió: "Eso depende de ustedes también".

Las propuestas de resolución del PSOE tenían que ver con un nuevo modelo productivo, con política industrial y energética y hasta con inmigración, y tuvieron todas el respaldo de los diputados del PNV y de Coalición Canaria. Los socialistas, además, llegaron a acuerdos con partidos de la izquierda (ERC, ICV e Izquierda Unida) en mociones referidas al impuesto sobre las transacciones financieras.

El PSOE destacó la "soledad" del PP en este debate, ya que solo se aprobaron las cuatro iniciativas populares que los socialistas decidieron apoyar. Es decir, el PP no logró ganar ninguna votación contra el PSOE, como ha sucedido otras muchas veces en esta legislatura. Sin embargo, Soraya Sáenz de Santamaría, la portavoz parlamentaria del Partido Popular, explicó que están muy satisfechos porque han logrado el apoyo de CiU a sus nueve iniciativas económicas, centradas en bajadas de impuestos y en recuperar por ejemplo la muy criticada deducción a la compra de vivienda, mientras el PP había apoyado también las ocho iniciativas económicas de CiU. De esta manera, en la Cámara se conformaron ayer, aunque fuera de manera simbólica, pero en el debate más importante del año, dos bloques. Por un lado, el que está gobernando ahora, que es el del PSOE con el apoyo expreso o tácito del PNV y Coalición Canaria, al que suele sumarse UPN -que ahora tiene dos diputados clave y no uno, tras la salida de Santiago Cervera para liderar el PP de Navarra-. En el otro lado están, siempre de manera aparente pero con mucha carga política, el Gobierno que podría llegar, encabezado por el PP con el apoyo puntual de CiU. Si los populares no lograran mayoría absoluta, CiU sería su socio natural. De hecho, el PP ya ha dejado paso libre en Cataluña a los Presupuestos de la Generalitat con su abstención. Claro que los nacionalistas catalanes juegan a las dos bandas y también ayudan al Gobierno en numerosas ocasiones.

El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran (a la derecha), habla con el presidente Zapatero.
El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran (a la derecha), habla con el presidente Zapatero.ULY MARTÍN

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