La acampada costará 240.000 euros

Los barceloneses se levantaron ayer con un plaza de Catalunya limpia y vacía, pero también con algunos deterioros. Los 45 días de acampada dejan a la ciudad una factura de 240.000 euros, cantidad que el Ayuntamiento de Barcelona calcula que deberá invertir en la rehabilitación del recinto. Sin embargo, aún queda por cuantificar el coste de la restauración de varias estatuas, de escultores como Pablo Gargallo y Josep Clarà, que son patrimonio cultural. Por la tarde, el grupo de indignados que fueron desalojados amenazó con retomar la plaza.

Los empleados de Parques y Jardines comenzaron a trabajar en la recuperación de la zona. Lo más afectado son los parterres, donde varios acampados habían levantado sus tiendas o cultivaban improvisados huertos. Varios árboles resultaron dañados porque en sus ramas construyeron cabañas los manifestantes. También habrá que reparar las fuentes y pulir el suelo.

El dispositivo que permitió despejar la plaza comenzó a las dos de la madrugada, cuando 550 agentes de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Urbana acordonaron los alrededores. El desalojo de las 160 personas que aún acampaban en la plaza se completó en una hora. Todos fueron identificados por las autoridades, explicó el director general de los Mossos, Manel Prat. Una vez vacío el recinto, un grupo de 140 personas se encargó de la limpieza. Según cifras oficiales, se recogieron 72 toneladas de desechos.

Según Prats, unos 54 acampados tienen antecedentes penales. Entre los identificados había personas de 19 nacionalidades, algunos "sin techo, enfermos psíquicos, drogodependientes y alcohólicos", que "poco o nada tienen que ver con el Movimiento 15-M".

Por su parte, la teniente de alcalde de Seguridad en funciones de Barcelona, Assumpta Escarp (PSC), explicó ayer que la decisión del desalojo se tomó tras cinco intentos frustrados de negociación (la última, el mismo martes) y calificó la operación de "buen operativo conjunto". El futuro alcalde de la ciudad, Xavier Trias, también alabó el dispositivo. Durante el desalojo solo se practicó una detención, por desacato a la autoridad. Aunque en un principio los acampados quisieron resistir pacíficamente, terminaron por ceder y abandonar la plaza.

El Movimiento 15-M había votado a principios de junio abandonarla, pero un grupo, el desalojado ayer, decidió permanecer allí. Escarp agradeció a los indignados su participación como mediadores en las conversaciones con los acampados de la plaza. Ayer, en un comunicado, los rebeldes aseguraron que volverán a ocupar el recinto.