Lecciones del extranjero
Trataba yo de explicarle a Jesper Jorgenssen, un paisano de Silkeborg que vive en el estrés avasallador de los lagos y los bosques de la península de Jutlandia, en Dinamarca, que en España las cosas son muy distintas que en su campiña danesa. Que políticamente somos muy complicados y él insistía: "No tanto, no tanto, que nosotros también tenemos aquí el Partido del Pueblo Danés, un partido racista en un país que apenas tiene un 7% de inmigración". "Vale Jesper, 1-0", le dije mientras apurábamos un sorbo de Tuborg, una de las muchas cervezas danesas.
Casi sin recursos, busqué el empate en una jugada tonta, pero efectiva. "Pero aquí cuando llueve nadie corre por la calle ni encoge la cabeza. Incluso he visto a la gente comer al aire libre mientras llovía con alguna intensidad. Allí, la lluvia nos atemoriza, es como si nos tirasen piedras" "Vale Rooodrigoalvarez, 1-1" Y celebrábamos cada gol local con un sorbo de Tuborg.
Me sentí envalentonado, me vine arriba y busqué la victoria como en los tiempos de Belauste, arrollando. "Además, otra cosa singular en Jutlandia", dije, "es que las mujeres maduras beben vino mientras sus maridos son más aficionados a la cerveza, lo cual demuestra irremediablemente que las cosas en España son muy distintas que en Dinamarca". "Ese ha sido un gol en fuera de juego, porque es un argumento que no va a ninguna parte, así que en esta jugada te quedas sin sorbo de cerveza", dijo, con una carcajada más expresiva que ruidosa, porque en Silkeborg el único ruido que se escucha es el del festival de jazz, y perdón por llamarle ruido a una cosa tan bella.
"Ya está. Tú crees que el partido más desunido de España se llama Izquierda Unida, donde habitan comunistas, católicos, familias, viejos republicanos, socialistas desafectos y cuyo mayor deporte es llevarle la contraria a la dirección del partido, aquí y acullá -esta expresión no la entendió, pero le dio lo mismo- y apoyar a la derecha solo por rencillas internas y externas. Mira, parece que en España nadie conoce a nadie y siempre sale el sol por Antequera". Esta expresión le resultó familiar porque había estado en Antequera en un tour que hizo por el sur de España.
"Rooodrigoalvarez eres un ingenuo. ¿Tú crees que esa afición a la desunión es propia de un país o una expresión de la condición humana -ahí le salió la vena de Kierkegaard, al que Jorgensen ha leído con asiduidad-. La desunión no es una cuestión nacional sino el fruto de la falta de reflexión", dijo ya en tono serio, entreviendo a Soren Kierkegaard en sus pupilas, al que le dedicó el último sorbo en un brindis imaginario. "Vale Jesper, pago yo". Menos mal que no pidió Jacobsen 2008, a 269 euros la botella.
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