"No hemos recibido ayuda psicológica"

Si no hubiera muerto en la tragedia de Castelldefels, en la pasada verbena de San Juan, Jesús David Parada Ayala tendría 20 años. Su madre, Eidy, aún le reñiría para que se levantara de la cama cada mañana y lo miraría, como siempre, sentado a su lado a la hora de comer. La proximidad del aniversario remueve una herida que aún no sana. "El dolor de perder a un hijo nunca desaparecerá", dice sin resignación la mujer, originaria de Santa Cruz (Bolivia) y que lleva 17 años en España.

El salón de su casa, en Sabadell, retrata el estado actual de la familia, de cinco hijos. Los acabados perfectos atestiguan la habilidad del negocio familiar de reformas. Y desde una esquina, las fotos de Jesús David, que colaboraba como albañil, hablan del luto. Algo que, contrario a todas las promesas gubernamentales, dicen que han tenido que llevar solos. "Hasta el día de hoy no hemos recibido ninguna ayuda psicológica más allá de la del primer día, cuando nos reunieron a todos", cuenta Eidy.

Parada Ayala fue con un grupo de amigos y su novia Fátima a la playa de Castelldefels a celebrar la noche más larga del año. Su hermano gemelo Abraham no pudo unírseles para la fiesta. Según la madre, Jesús David no fue arrollado en las vías, sino cuando estaba en el andén. Una mochila que llevaba se enredó en el convoy y lo hizo caer. Su familia lo identificó poco después. "Un porcentaje de esa imprudencia es de Adif, porque la estación no es segura, no había suficiente vigilancia", resume Eidy. "Nos sorprendió que la causa se cerrara solo en un mes, todo habría sido muy diferente si fuéramos de aquí", apostilla.

Este jueves irá junto a otras familias a Castelldefels a conmemorar el aniversario de la muerte de su hijo. Allí se encontrará con la mayor paradoja de su vida: Abraham es idéntico a Jesús David. Tiene sus mismos gestos, su misma voz, hasta se viste con su misma ropa. Sin embargo no es él. Un extraño consuelo para un dolor indefinible.