A qué juega el PSOE
Mientras 260 alcaldes del PP pasean orgullosos sus flamantes bastones de mando por los pueblos de Andalucía, numerosos líderes socialistas rematan su fracaso electoral tirándose los trastos a la cabeza.
La pérdida del poder arrastra esas consecuencias. Y el poder perdido por el PSOE en Andalucía es enorme. Un poder que ha pasado a manos del PP.
Alcaldes populares rigen la vida de cinco millones de andaluces. Controlan todas las capitales de provincia, cinco Diputaciones y 12 de las 19 ciudades con más de 50.000 habitantes. Por vez primera han logrado más votos que los socialistas.
Esa es la cruda realidad. Si los socialistas no saben darle la respuesta adecuada, volverán a ser derrotados en las elecciones autonómicas.
Para acertar en la solución, lo primero es atinar en el diagnóstico. Antes que nada, no deben autoengañarse con que tienen más concejales y alcaldes que el PP y gobiernan para tres millones de andaluces. La derecha controla la Andalucía más dinámica y poblada. Y punto.
En segundo lugar, y a pesar de su gravedad, no debe responsabilizar de su derrota, en exclusiva, a la crisis económica. Ni a la ola ultraliberal que, como un fantasma, recorre Europa, en donde solo quedan cinco países gobernados por los socialistas.
Hay males endémicos del socialismo andaluz que agravan el estado general del paciente. Por ejemplo, las luchas internas. Disputas que aburren a sus militantes y los alejan de los ciudadanos. El PSOE perdió la calle antes de perder las urnas.
Algunas de esas disputas explotaron en vísperas del 22-M. Como la dimisión, aún hoy incomprensible, de Luis Pizarro. O la absurda pelea entre los dirigentes gaditanos y la candidata de Jerez. No es extraño que Cádiz haya perdido 71.000 votos y 14 puntos respecto a 2007.
Pero la explosión disidente se ha producido tras el 22-M. Primero dimitió el 75% de la ejecutiva almeriense, disconforme con su secretario provincial. Diego Asensio había culpado a Griñán de la derrota, a quien acusó de "autoritario".
En Málaga, donde el PP ha sacado 18 puntos de ventaja al PSOE y gobierna para el 90% de su población, medio centenar de militantes exige una reflexión sobre la debacle del 22-M. Entre ellos están Salvador Pendón y Juan Fraile, que en su día perdieron las alcaldías de sus respectivos pueblos (Ardales y Ronda). Ambos encontraron acomodo en la presidencia de la Diputación.
¡Las Diputaciones! Qué buen refugio. Por un escaño de diputado provincial andan a la greña en Ronda y Adra. Hay codazos para ocupar alguno de los pocos cargos vacantes. Tres alcaldes derrotados de Huelva han sido nombrados delegados provinciales de la Junta. Otros afilan las navajas: es la hora de hacer las listas para el Congreso y el Parlamento autonómico. Hace mucho frío fuera de las instituciones, en la economía real.
Mientras los socialistas prosiguen este deprimente reacomodo, en la calle miles de ciudadanos debaten sobre las causas del desapego de la ciudadanía por la vida pública.
Los indignados del 15-M han conseguido en un mes que la mayoría de los españoles vea su movimiento con simpatía (un 66% en general y un 78% entre los votantes socialistas). Por el contrario, los políticos son vistos como el tercer gran problema de España.
Los dirigentes del PSOE deben abandonar esta política suicida del ajuste de cuentas. Los que estén quemados, que cedan el paso a los que tengan espíritu combativo y aporten algo nuevo. El secretario general, José Griñan, ha de liderar un debate profundo que interese al ciudadano. Los jóvenes del 15-M son una fuente de inspiración para esa izquierda crítica e ilusionante que un día fue el PSOE.
Pero me temo que muchos dirigentes están más ocupados en salvar su pellejo que en salvar a la izquierda.
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