Button gana un correcalles
El británico vence en el último instante tras un caótico GP de Canadá marcado por la lluvia - Alonso se sale de la pista y Vettel comete un grave error cuando estaba a un paso de triunfar otra vez
El carril de los talleres del circuito Gilles Villeneuve se convirtió 20 minutos antes del inicio del Gran Premio de Canadá en un frenético correcalles, coches saliendo de sus garajes, dando una vuelta y volviendo a entrar, en una operación que la mayoría repitió hasta tres veces antes de disponerse en la parrilla de salida. El ajetreo estaba más que justificado si se atiende a que los pilotos no habían completado ni una sola vuelta con el asfalto mojado en todo el fin de semana, de modo que emplearon esa última oportunidad para regular algunos elementos de sus prototipos, solo los permitidos, como por ejemplo el embrague, determinante en el momento de la arrancada. Ante un panorama tan explosivo como el que se adivinaba, la dirección de la carrera decidió meter mano a la prueba y rebajarle un poco el voltaje, obligando a los pilotos a arrancar detrás del coche de seguridad, el bólido que acabó marcando el ritmo de los acontecimientos en Montreal, donde salió a la pista hasta cinco veces.
El ganador estuvo implicado en los accidentes del español y de Hamilton
Schumacher, cuarto, logra su mejor puesto tras volver a la competición
Alguersuari nunca había acabado tan arriba una carrera: octavo
La mayoría de los pilotos coincide en afirmar, por la cuenta que les trae, que un buen coche no le garantiza a uno victorias, pero que sí le puede proteger de los peligros y las emboscadas que depara una carrera de F-1 tan electrizante como la de ayer, que llegó a suspenderse durante más de dos horas porque el cielo se rompió sobre la Isla de Notre Dame y dejó el trazado como una piscina olímpica cuando solo se habían completado 24 vueltas.
En unas condiciones tan inestables, Jenson Button maximizó las prestaciones de su McLaren y sacó petróleo de su dulzura al volante, una cualidad que le valió al británico para adjudicarse su primera victoria de una temporada que cada vez sabe más a Red Bull gracias a la segunda posición de Sebastian Vettel. El actual campeón lideró la carrera hasta la última vuelta, pero midió mal la frenada en una horquilla a la derecha, se fue a la zona mojada del asfalto y se fue recto, un error que le costó la victoria a Baby Schumi y le dejó la corona a Button.
Con un monoplaza que flojeó durante todo el fin de semana y hasta el momento de la verdad, Button protagonizó una remontada de vértigo tras verse implicado en la mayoría de grescas que se dieron en la pista. El corredor de Frome saca petróleo de este tipo de citas tan movidas que, por el contrario, se llevan por delante a otros como Lewis Hamilton (octava vuelta) y Fernando Alonso (en la 37), por nombrar a los dos más ilustres que no lograron cruzar la meta. En ambos incidentes estuvo implicado el ganador, que le cerró la trayectoria a su compañero de equipo en la recta de meta y lo llevó al muro (octava vuelta), y que hizo voltear tras un choque el 150º Italia del español tras la reanudación.
Mark Webber completó el podio mientras que Michael Schumacher, el cuarto, logró su mejor resultado desde que regresó a la competición. Este tipo de carreras tan impredecibles suponen el mejor escenario para los actores secundarios, aquellos que no tienen ninguna opción en un día sin factores alborotadores, pero que ganan cuerpo con la imprevisibilidad. Así es como se explica la clasificación final del Kaiser o la octava posición de Jaime Alguersuari, la mejor clasificación de su carrera. Pedro De la Rosa, circunstancial sustituto de Sergio Pérez en Sauber, consiguió llevar su monoplaza de nuevo al taller y concluyó el decimosegundo.
En el tiempo que la prueba estuvo suspendida, los pilotos fueron y vinieron de sus talleres, tomaron infusiones para calentarse e incluso algún que otro tentempié, hasta que recibieron la orden de volver a meterse en los coches para la segunda salida, de nuevo detrás del coche de seguridad. Vettel salió el primero, seguido por Kobayashi y Massa, mientras que Alonso, de nuevo perjudicado por una prematura entrada en los garajes, tuvo que hacerlo desde la octava.
Con el cemento deslizante como un cristal mojado, el español trataba de contener los ataques de Button (vuelta 37). Cuando el británico le metió el morro de su McLaren en la entrada de una chicane, por el interior, el asturiano le cerró la puerta con tan mala fortuna para él que el frontal del bólido plateado golpeó a su Ferrari en un costado y le hizo girar como una peonza, hasta que se posó encima del piano, con el tren delantero suspendido en el aire y el chico de Oviedo pidiendo a los comisarios que le dieran un empujón, cosa que no hicieron.
Con Alonso fuera de carrera, Button emprendió una caza y captura de los primeros, que comenzó a falta de 20 vueltas para la conclusión y que terminó pocas curvas antes de que el comisario de turno ondeara la bandera de cuadros. En ese instante, Jetset Button arrasó con todo lo que se le puso delante, con Webber (vuelta 63), con Schumacher (en la 64), y también con Vettel, hasta conseguir una victoria que se le resistía desde el Gran Premio de China de la temporada pasada, una prueba casi tan caótica como esta.
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