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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los jefes

David Trueba

Antena 3 da muestras de querer escapar de la autocondena a la letrina televisada con que las grandes empresas sostienen la rentabilidad de la concesión de canales. Ensaya programas que unen ciertos valores humanos con el entretenimiento sin dejar de saciar los instintos de espectadores más primarios. El miércoles estrenó un programa de telerrealidad que riza la evidencia de que en televisión no hay nada más ficticio que lo real.

El jefe partió con una premisa interesante. Un empresario tiene que afrontar un despido de trabajadores y antes de consumarlo se corta el bigote y se infiltra entre sus peonadas. Durante cinco jornadas, como en un cuento de Mark Twain, se finge obrero de la construcción, jardinero de mantenimiento en un campo de golf y torpe eslabón de una cadena de envasado de agua mineral.

Algunas conversaciones en el tajo tienen un aire impostado. Quizá filtraciones interesadas o sencillamente que allá donde pones una cámara dejas de encontrar la autenticidad, porque nos convertimos en actores de manera instintiva. Para retratar la realidad sin impostaciones hay que perseverar durante meses. Eso está fuera del alcance de la paciencia y compromiso de la tele de hoy, no de un documentalista chino como el enorme Wang Bing.

El resultado de El jefe es puro Capra. A una chica, tras años de temporalidad, la hacen fija; se suspende la regulación de empleo en la empresa; a un peón que sueña con ser camionero se le promete ese destino; y a un hombre castigado por la vida se le regala el sueño acariciado: visitar el Pilar de Zaragoza con su esposa. Por suerte, un letrero puntual informa de que al año de grabar el programa, que se percibe remontado y reelaborado para agitar una idea un poco plana, el ERE tuvo lugar y 24 trabajadores fueron despedidos.

Si esta ficción dictara la realidad, las empresas recuperarían valores añejos de fraternidad con los empleados. Se ha impuesto la nueva escuela, la de tiburones entregados a la optimización. La fantasía de que la empresa pueda volver a ser un núcleo casi familiar emociona y te gana más allá de las carencias del programa. No está la tele española, ni la negociación colectiva, en condiciones de despreciar una apuesta por los buenos sentimientos.

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