Mas ordena silencio en Convergència para disimular la política de pactos con el PP
Duran subraya la disciplina de Unió frente a la rebelión de CDC en Tarragona
Los días de vino y rosas en Convergència i Unió (CiU) por la victoria electoral del 22 de mayo han desembocado en división interna por la política de pactos municipales que ha tomado la federación. El foco está en tres casos: la entrega de la alcaldía de Badalona al discurso xenófobo del PP de Xavier García Albiol, el pacto en Tarragona con el PP para evitar la alcaldía del PSC y el filtreo con las tesis racistas de Plataforma per Catalunya para acceder a la alcaldía de El Vendrell (Baix Penedès), desbancando también a los socialistas.
La división se evidenció en la ejecutiva de CDC del lunes, en la que el sector más progresista del partido afeó la permisividad con los discursos xenófobos. La ejecutiva se zanjó admitiendo que en los municipios prevalecería el respeto a la lista más votada. Un principio asumible para todos que permitía a CiU dar a García Albiol la alcaldía de Badalona.
Pero las maniobras en Tarragona y El Vendrell desmintieronque el respeto al ganador sea unánime. Con el principio de la lista más votada, CiU podía camuflar el pacto con el PP en Badalona sin mencionar la necesidad de contar con sus votos para gobernar en la Diputación de Barcelona y aprobar los presupuestos.
Mas, molesto con las declaraciones públicas de algunos miembros díscolos, ordenó ayer silencio, según revelaron fuentes del partido. Las protestas por la situación en El Vendrell subrayaban la vulneración del respeto a la lista más votada que había servido para justificar el caso de Badalona.
En Tarragona, Oriol Pujol, secretario general de CDC, se vio obligado a ceder y a permitir un pacto contra el PP que contraviene las normas que dictó la ejecutiva, un fiasco en su primer desafío al frente del partido tras la cesión del control por parte de Mas. El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, aprovechó para meter baza y enorgullecerse de su buena gestión en el partido. "Nosotros no hemos tenido que ir a Tarragona a tener una asamblea", terció Duran, que se vanaglorió de que los militantes de Unió en Tarragona tengan más respeto a las normas impuestas en el partido que los de CDC.Pujol fracasó en Tarragona, una rebelión asumible para CiU porque supone hundir un poco más al PSC. Pero Mas quiso tomar las riendas en El Vendrell, donde el candidato Benet Jané pretendía tumbar al PSC gracias a Plataforma per Catalunya (PxC). El presidente, ante la imposibilidad de convencer a Jané, torpedeó el pacto por el lado ultra, anunciando la presentación de una querella contra PxC por su propaganda xenófoba. Anoche este partido confirmaba que no votará la candidatura de Jané sino que sus concejales votarán al candidato de PxC.
Jané, presionado, pidió ayer al PSC retomar las negociaciones. El lunes había apostado por un gobierno de concentración que incluyera a PxC y llegó a sostener que "no todos los integrantes de Plataforma son xenófobos". El candidato del PSC, Martí Carnicer, exigió ayer que CiU se retractase para retomar las conversaciones. Según el socialista, había un pacto muy avanzado con CiU para partirse la alcaldía o bien formar un gobierno de unidad con todas las fuerzas municipales, marginando a PxC. Jané recogió el guante y, en una declaración en la que no admitió preguntas, afirmó, sin citar a los ultras, que se habían "malinterpretado" sus palabras. Un gobierno de unidad -sin Plataforma- sería, aseguró, el escenario ideal para los nacionalistas.
Con la situación encauzada en El Vendrell, CiU aguarda el desenlace en Tarragona. En una entrevista por la mañana en RAC 1, Victòria Forns, la candidata nacionalista, destacó sus coincidencias con el PP y las diferencias que le separan del PSC. Con la imposición de silencio de Mas, Forns calló y evitó toda presencia pública. La candidata no asistió al pleno que se celebró en el Ayuntamiento y canceló a última hora una reunión con Alejandro Fernández, el candidato del PP.
Forns tiene previsto volverse a sentar hoy con el PP, con lo que el acuerdo entre las dos formaciones para partirse la alcaldía y desbancar al PSC podría concretarse a lo largo de la mañana. Fernández espera que la rebelión de la militancia contra Pujol no sea solo de "atrezo" y confió en que el acuerdo con CiU, pendiente de pequeños detalles, se cierre hoy. "Se ha producido un cambio de escenario en positivo, se ha dado un paso hacia delante", dijo ayer. El PP exige igualdad de condiciones con CiU en la configuración del cartapacio municipal.
El actual alcalde, el socialista Josep Fèlix Ballesteros, confía en que el órdago de Forns contra la dirección de CiU no prospere y aspira a revalidar la alcaldía gobernando en minoría. Ballesteros ha ofrecido a Forns la participación en las decisiones estratégicas de gobierno. Pese a las órdenes de silencio de Mas, la Fundación Catdem, vinculada a CDC, recordó ayer que el principio de la lista más votada debe regir los pactos municipales para CiU.
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