Condenados ocho menores de la banda Mara Salvatrucha por asociación ilícita

A Eimer Alberto G. H. casi le matan a las puertas de un instituto de Cornellà (Baix Llobregat). El menor, de padres bolivianos, trató de evitar que robasen el móvil a su hermano y acabó con un sacacorchos clavado en el pecho. La puñalada llegó a perforarle el corazón. Un año y medio después, el autor material de aquella agresión -Jordi Steven A. P., alias Danger, o sea, Peligro- y siete menores más, todos ellos miembros de la peligrosa pandilla Mara Salvatrucha, han aceptado entre uno y tres años de internamiento por los delitos de intento de asesinato, robo con violencia y asociación ilícita.

El ataque contra Eimer Alberto supuso, para la Mara, su bautismo de sangre en Cataluña. La pandilla de origen salvadoreño fue la última en aterrizar en esta comunidad, una desventaja que obligó a sus miembros a ser más agresivos para ganarse el respeto de los grupos rivales. La condena por el delito de asociación ilícita supone un espaldarazo para los Mossos d'Esquadra y la fiscalía, porque se ha podido acreditar que los jóvenes -que el 24 de noviembre de 2009 tenían entre 15 y 17 años- formaban parte de un grupo delictivo, jerarquizado y estable.

La condena avala la estrategia de Mossos y fiscalía en la lucha contra las bandas

No es la primera vez que la justicia sienta en el banquillo (y condena) por asociación ilícita a miembros de bandas latinas. En 2008, por ejemplo, cuatro latin kings fueron sentenciados a pasar casi 30 años en la cárcel por ese delito tras el asesinato de un menor en Madrid. Lo inédito del caso de Cornellà es que el grupo organizado está dirigido e integrado en su totalidad por menores.

En el juicio, la defensa de los acusados llegó a un acuerdo sobre las penas de internamiento. La sentencia se dictará en los próximos días y deberá fijar la cuantía de la responsabilidad civil. La fiscalía pide a los padres de los pandilleros que abonen una indemnización de 157.060 euros a la víctima, que ha sufrido secuelas por la agresión.

El apodado Danger, principal acusado en el caso, pasará los próximos tres años encerrado en un centro; al siguiente podrá empezar a salir y pasará todavía tres más en situación de libertad vigilada, detalló ayer la agencia ACN. El marero solo tenía 15 años cuando cometió la agresión. A esa edad, la pena máxima que fija el Código Penal para los autores de delitos graves son cinco años de internamiento, los que solicitaba la fiscalía. Las bandas latinas, y en especial la Mara Salvatrucha, emplean a los más pequeños en las reyertas porque son conscientes de que, en caso de ser detenidos, pueden salir airosos con más facilidad.

De los ocho menores, cuatro además de Danger tenían 15 años y estarán internados entre dos y tres años. Los mayores contaban con 16 y 17 años, pero han sido condenados a pasar solo dos en un centro; un año y medio, en el caso de la única chica integrante de la Mara.

El intento de asesinato causó una gran conmoción en el instituto público Maria Aurèlia Capmany, en el barrio de Sant Ildefons de Cornellà, donde estudiaba la víctima. Los responsables del centro no quisieron comentar ayer la resolución del caso, aunque fuentes policiales admitieron que la condena reafirma su estrategia en la lucha contra las bandas latinas y es, de hecho, un "aviso a navegantes".