Conversaciones bajo tierra

Viajar en metro y hablar por teléfono, chatear o revisar el Facebook no siempre es posible. En una misma línea, como la 5 (la verde) hay hasta cuatro tramos alternos con y sin cobertura que pueden despistar. El proyecto para extender el uso del móvil en la red de Metro, que arrancó hace más de una década, ha llegado a 75 kilómetros de túneles y vestíbulos, pero no a todos los rincones. El móvil funciona en 114 estaciones subterráneas y quedan otras 162 por cubrir, al margen de las que están en superficie, donde el móvil funciona igual que en una calle cualquiera. No hay fecha fija para completar el mapa del móvil bajo tierra.

El sistema elegido por Metro ha puesto de acuerdo a las tres grandes operadoras (Movistar, Vodafone y Orange). Juntas pagan 4,3 millones de euros anuales de canon por el servicio. Se lo abonan a Metrocall, la empresa creada en 2000 entre la pública Metro de Madrid y la privada Tecnocom, que se reparten inversiones y ganancias al 40% y 60% respectivamente. Metrocall sufraga el gasto de la tecnología y construye una única infraestructura para las tres operadoras, Metro ofrece cuartos y espacios del suburbano para las instalaciones. Han invertido ya 15 millones y la previsión es invertir hasta cinco más en la segunda fase. Como las operadoras pagan por kilómetros, la ampliación supondrá revisar el canon anual al alza.

Pero, ¿por qué hay huecos entre líneas? ¿A qué se debe la caprichosa ampliación de la red? Hay dos razones de peso. Por contrato, son las tres operadoras las que deciden juntas por dónde ampliar la cobertura y eligen que quieren crecer por donde hay más viajeros y más negocio. El segundo motivo es que, además, la ampliación está relacionada con los repetidores y antenas del exterior, distribuidos por núcleos de población que no se corresponden necesariamente con los recorridos de las líneas del metro.

El criterio para decidir la primera fase fue buscar las estaciones con más tránsito, como Sol o Nuevos Ministerios o las paradas de la línea 8, que lleva al aeropuerto. La Consejería de Transportes firmó una resolución en 2002 que permitió a Metrocall bajar al suburbano y comenzar a trabajar. En esa resolución, la empresa se comprometía a extender la cobertura a toda la red, aunque sin fijar fechas.

Pasaron tres años desde aquella firma hasta que Metrocall y las tres operadoras firmaron un contrato de colaboración. Tardaron en ponerse de acuerdo porque querían trabajar por separado, pero Metro se negaba a triplicar infraestructuras y mantenimientos en la red. La primera fase se completó entre 2006 y 2009. La segunda contempla todas las estaciones de distintas líneas situadas en el interior del círculo de la línea 6, la gris. "Hemos intentado agruparlas dentro de la circular para que el viajero tenga una percepción más intuitiva de dónde le funciona el móvil", explica Antonio Girón, director gerente de Metrocall, que prevé terminar esta fase a mediados de 2012. Esta misma semana se ha sumado a la red móvil la estación de La Latina y habrá seis más en el próximo mes de agosto.

Lo que queda más difuso es cuándo se podrá hablar por el móvil, chatear o consultar el correo electrónico en todas las estaciones y vestíbulos de la red. Por un lado, las operadoras son las que dan el visto bueno a las inversiones y ampliaciones, y eso puede dificultar que, por ejemplo, la cobertura llegue a líneas con menos interés para sus negocios, como Metrosur (la 12). Girón explica que se están buscando soluciones "imaginativas y baratas" para extender el servicio a todos los rincones. "La intención es conseguir cobertura en toda la red, lo que no está tan claro es cuándo", admite.