"Los primeros 15 segundos de ING se nos paró el corazón"

El banco que dirige Carina Szpilka se anuncia en color naranja. Eso y el apellido, procedente de sus abuelos polacos, es lo más estridente en esta mujer de 43 años, hija de psicoanalistas, que iba para médico y acabó estudiando Empresariales cuando se imaginó en el último minuto cómo sería su vida y no se vio con la bata blanca.

Puede ser que la capacidad de situarse en el futuro sea una de las claves de su éxito profesional. También, no tener miedo a lo nuevo. Por eso en 1996, cuando Internet y los móviles se democratizaban, ella apostó por los canales alternativos financieros y, dos años después, entró en el equipo fundacional de ING Direct, que supuso el desembarco de la banca directa en nuestro país.

La directora general del banco en España es adicta a Internet y a las redes sociales

Desde el pasado septiembre es la directora general en España del banco holandés y una de las pocas mujeres al frente de una entidad financiera. "En banca trabajan muchas mujeres que son buenísimas profesionales". Pero, mientras hace un alto en la ensalada que ha elegido para no renunciar a los postres, admite que es bastante normal encontrarse sola en una reunión de hombres. "Aunque nunca me he sentido tratada de forma diferente".

Desde la aparición de aquel primer anuncio en prensa que publicó el banco en mayo de 1999 y "los inolvidables 15 segundos posteriores, en los que al comité de dirección se nos paró el corazón porque los teléfonos no sonaban", han pasado 12 años, han sumado 2.200.000 clientes, han tenido beneficios históricos en 2010 (79 millones de euros) y lleva tres años consecutivos siendo el banco más valorado y recomendado por sus usuarios. "Es de lo que estamos más orgullosos", afirma sonriente.

Entre bocado y bocado, Carina mira el local y dice que "podría estar en París", una ciudad que la enamoró cuando a finales de 2007 se hizo cargo de la dirección del banco en Francia. "Para mí arte es aquello que ves y te emociona. Y París es en sí misma arte". La cara negativa fue "aprender a nadar tirándome a la piscina", en un puesto nuevo, en un país nuevo, en plena explosión de la crisis económica. "En esos momentos se aprende mucho y rápido... y curré como una loca", recuerda.

Adicta confesa a Twitter y muy activa en las redes sociales en las que ve "una potente herramienta de información", conoce el malestar de la sociedad hacia las entidades financieras a las que se responsabiliza de gran parte de la crisis que vivimos. "El aprendizaje más importante que ha sacado la banca en estos años es la necesidad de volver a lo simple, a la transparencia".

La lectura, la música -le cambia el gesto hablando de jazz y Norah Jones-, y los mercados, "pero no los financieros, sino los de fruta, carne, pescado...", son su válvula de escape mientras espera las vacaciones en Galicia, su refugio. Saboreando golosa la tarta de queso, Szpilka asegura que su principal función es "crear pasión" y comparte una reflexión de Saint-Exupéry que es su frase de cabecera: "Si tú quieres construir un barco, no empieces por hablarles de las herramientas, de los presupuestos y los planos. Empieza por compartir con ellos tu pasión por el mar".