Sol entra en un bucle
El 15-M, atascado en su sistema asambleario, no logra llegar a un acuerdo más allá de la necesidad de "reestructurar" el campamento
"Compañeros, consenso no es estar de acuerdo 3.000 personas. Hay consenso y hay bloqueo, pero bloqueo no es negarse y ya está, sino incorporar la diferencia a otra idea". Lo demás, decía ayer el moderador en Sol, es "subjetivo, personal y desinformado". Los acampados en Sol, el núcleo pensante, prepara la despedida. Pero no es fácil. Su propio sistema asambleario, en el que los acuerdos deben ser casi unánimes, les ha dejado atascados en un bucle del que no pueden salir desde el pasado domingo. En sucesivas reuniones y comités y comisiones que suman casi 80 horas desde esa fecha, solo han llegado a la conclusión formal de que van a cambiar la estructura del campamento. Pero ese primer paso tiene toda una marejada de desacuerdos de fondo. Desde quienes piensan que aceptar el punto de información permanente y marcharse es la idea acertada -probablemente una gran mayoría- a quienes aseguran que "hasta que no se cumpla la revolución de aquí no nos movemos".
Muchos de los precursores originales de la idea de hacer noche en Sol están abandonando el lugar. O tomándoselo con más calma. "Yo es que tengo cosas que hacer y no puedo estar todo el rato aquí", confesaba una de las chicas que se había erigido en voz hasta la semana pasada. "Deberíamos dejar el punto de información y marcharnos. Esto ya no se puede aguantar", deslizaba otra que se había "escapado" a un bar cercano mientras se desarrollaba la asamblea de comités previa al debate que sustituyó a la asamblea general que han aplazado a hoy. Sin embargo, los tres chicos, torso desnudo y cuerpo relajado en un sofá, que ocupaban la "zona polivalente" insistían machaconamente en "resistir hasta la victoria, chaval, ¡resistir hasta salir con los pies por delante!".Cada vez menos gente se queda a dormir en la Puerta del Sol. La mañana del martes se despertaron allí, según la policía, unas 250 personas, pero la cifra se redujo ayer a unas 180.
La policía asegura que hay unas 50 personas que ya están fichadas por los agentes de la Brigada Provincial de Información (dedicado a la lucha antiterrorista y a los grupos radicales) por participar en disturbios y en altercados. Creen que son estos los que están promoviendo en las asambleas que continúe la acampada.
La delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, se reunió ayer con una treintena de comerciantes y representantes de empresarios que se quejaron de nuevo de las graves consecuencias de la acampada para sus negocios. Carrión les dijo que esa opción resultaba muy complicada en este momento, porque el mal que se pretendería evitar supondría mayores problemas. Les recordó que las tres Administraciones (central, regional y local) están en contacto permanente. La delegada también hizo un llamamiento a los acampados. Les recordó los problemas de salubridad que se están generando y que su concentración está perjudicando a otras personas que quieren manifestarse en Sol, pero que tienen que cambiar los itinerarios de sus protestas. A la salida del encuentro, Arturo Fernández, presidente de CEIM-CEOE, explicó que han puesto sobre la mesa "una fecha tope para llegar a una solución: lunes o martes que viene".
El cambio de trazado del campamento, único "consenso" alcanzado, no suscitó grandes acuerdos entre los acampados. Todos coinciden en que al disminuir de tamaño deben eliminarse casetas permanentes. Pero ninguno quiere que sea la suya. Por ejemplo, los de emigración estiman que "dado que no somos partidarios del cierre de fronteras ni de la exclusión en general, tampoco lo seamos con nuestras cosas".
La propuesta de sanidad de trastocar el laberinto de tiendas fue recibida con escepticismo: "¿Cambiarse de lado es hacer la revolución?". Lo cierto es que el comité de infraestructura ya levantaba ayer toldos y tiendas, despacio, para dejar más espacio y pasillos mayores para los viandantes.
La estructura horizontal, a la que ninguna de las facciones quiere renunciar, trajo ayer algunas voces irritadas y disconformes: "Hemos aprobado reducir el campamento, levantar las tiendas e irnos a los barrios. Pues hagámoslo y dejemos de hacer cinco comisiones para decidir cómo", fue el resumen de uno de los participantes de la asamblea, que después tuvo que pedir perdón por el tono. Ese hartazgo también se evidencia en la petición de que se incorpore un nuevo gesto a las reuniones que signifique "me estás tomando el pelo, que le quiten el micro ya".
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