El mal tiempo ayuda a aplicar la prohibición de ir en biquini por la calle
El viento y la lluvia marcaron ayer el segundo día de la prohibición del nudismo y uso de bañadores y biquinis en las calles de Barcelona. Antes que por quitarse la camiseta, muchos viandantes optaron por arroparse con sus toallas. Fueron pocos los casos en los que la Guardia Urbana tuvo que solicitar a alguna persona que se cubriera el torso, informó una portavoz del Ayuntamiento.
La instrucción interna de la Guardia Urbana sobre la prohibición deja a discreción del agente la clasificación de la vestimenta (no se puede estar en bañador o con una prenda "similar") y la determinación de dónde está permitido el atuendo playero (las calles contiguas a las playas, según la ordenanza de civismo).
El Consistorio hará un balance de la aplicación de la modificación de la ordenanza en los próximos días. Las multas por ir en bañador o desnudo oscilan entre 120 y 500 euros. Antes de imponerla, los agentes deben dar al afectado la opción de vestirse.
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