El yerno de los Tous: "Lamento los hechos, es un peso que llevaré encima el resto de mi vida"
"Lamento los hechos, es un peso que llevo y que llevaré encima el resto de mi vida". Lluís Corominas escogió un discurso breve para ejercer su derecho a la última palabra. Lo transmitió al jurado con voz apesadumbrada, después de casi tres semanas de juicio en la Audiencia de Barcelona. Ahora solo falta que nueve ciudadanos decidan si el yerno de la familia de joyeros Tous es culpable o inocente por matar a un presunto asaltante de la casa familiar el 9 de diciembre de 2006.
En un discurso bastante más extenso, de casi tres horas, su abogado, Carlos Bueren, trató de cortejar al jurado en un último intento por convencerle de que Corominas fue víctima de un "miedo insuperable", de que ese terror le hizo ver cosas que no existían en la realidad (como una pistola) y de que, como consecuencia de ese error de percepción, disparó en legítima defensa. Uno de los tiros acabó con la vida de Sinani Gazmend.
Bueren citó la Biblia para negar que el caso Tous haya girado en torno a los límites de la legítima defensa. "Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que le hirió no será culpado de su muerte" (Éxodo, 22). No se trata de determinar, insistió, si Corominas tenía derecho a defenderse de esa manera. La clave, insistió el abogado dirigiéndose en todo momento al jurado, es que "se pongan en la piel" del acusado, que "se limitó a defender a su familia" y "lo hizo bien" en una situación "extrema". Por eso no debe ser condenado, aseguró.
El abogado refutó las tesis de la fiscalía -que piede siete años y medio de cárcel para Corominas- y pidió al jurado que decida de forma "libre" y atienda a "su razón, su conciencia y a las pruebas" para emitir un veredicto de absolución.
La tarde de los hechos, Corominas fue alertado por un auxiliar de cámara sobre la presencia de unos intrusos. Se dirigió, armado, hasta un Renault Megane donde estaban dos de los asaltantes. En el juicio, declaró que la imaginación le jugó una mala pasada y que creyó ver una pistola en manos de Sinani. Se vio morir y disparó. "Corominas se equivocaba al creer que le iban a matar, pero fue una reacción fruto del miedo insuperable". La fiscal, por el contrario, cree que disparó para evitar su huida y que no fue víctima de miedo paralizante, sino que ejecutó una actuación "propia de un profesional de la policía".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.