UPyD intenta sortear el mercadeo de pactos para cerrar un acuerdo global
Respaldará a PP o PSM en Madrid a cambio de apoyo a sus propuestas nacionales
UPyD ha logrado lo difícil: ser tomada en serio. Obtuvo 465.125 votos en las elecciones municipales, casi la mitad en Madrid (208.257). Es la cuarta fuerza política a nivel nacional. Pero ahora le queda lo más difícil: seguir siendo tomada en serio. Y eso dependerá en gran medida de que logre sortear la tentación del mercadeo allí donde su resultado le permita ejercer de bisagra entre los dos grandes bloques tradicionales (PP frente a PSOE e IU) y articular una estrategia global. Es decir, usar su recién adquirido poder municipal para arrancar a socialistas o populares su particular Shangri-La: un cambio en la ley electoral y la recentralización de las competencias educativas.
"Tenemos ciertas palanquitas , la partida está por jugar", explicaba ayer su líder regional, Luis de Velasco. Sus ocho escaños (187.974 votos) tienen un peso "testimonial" en la Asamblea, dominada por la mayoría absoluta popular de Esperanza Aguirre (72). Pero aspira a hacerse escuchar, alabando o criticando ("sin tremendismo, que sólo lleva a la insignificancia") lo que sea menester. Lo mismo sucede en el Ayuntamiento de la capital, donde cosecharon 119.601 votos y cinco ediles, frente a la mayoría absoluta popular de Alberto Ruiz-Gallardón (31). "No nos necesitan pero les controlaremos", advierte su líder municipal, David Ortega.
¿Cuáles son entonces esas palanquitas? Su resultado en una decena de municipios, algunos de extraordinaria relevancia, les permitirá decantar mayorías de Gobierno. Es el caso de Alcalá de Henares (205.000 habitantes y alcalde popular), donde el PP suma 12 ediles, los mismos que la izquierda, y UPyD logró dos; Brunete (10.000 habitantes y alcalde popular), donde el PP tiene seis, la izquierda cinco y ellos dos; Mejorada del Campo (23.000 habitantes y alcalde socialista), con 10 del PP, nueve de la izquierda y también dos de UPyD; y Coslada (91.000 habitantes y alcalde socialista), con 11 del PP, otros tantos de la izquierda y dos de UPyD.
Además, este partido podría garantizar al PP la mayoría absoluta para seguir en Algete (20.000 habitantes), Velilla de San Antonio (12.000), Villanueva del Pardillo (16.000) y Villaviciosa de Odón (27.000), y decidir el empate en Guadarrama (15.000) entre los populares y una candidatura escindida de este partido.
La piedra de Rosseta del dilema poselectoral de UPyD es Getafe (169.000 habitantes). El PP obtuvo allí 12 ediles, frente a los nueve del PSOE y los cuatro de IU. UPyD sumó dos. El candidato popular, Juan Soler, ha ofrecido un pacto a su rival de UPyD, José Luis Morato, al que incluso sumaría a su Gobierno. Esa es la estrategia a nivel regional del PP, pactar con este partido "para que se cumpla lo que han votado los ciudadanos", explicaba ayer en Telemadrid su secretaria de Comunicación, Lucía Figar. Morato aseguraba ayer a Europa Press que su intención es que gobierne la lista más votada, es decir, el PP: "Les dejaremos gobernar, me he leído su programa y muchas cosas son las mismas que las nuestras".
Sin embargo, desde la dirección regional y nacional de UPyD reiteran que se aplicará un "criterio nacional" a la hora de pactar con unos u otros, que decidirán el sábado los Consejos Político y de Dirección. Luis de Velasco matiza, en cualquier caso, que así será allá donde sus votos sean decisivos. En la Asamblea, por ejemplo, donde no lo son, él está dispuesto a apoyar a Aguirre si su discurso de investidura le convence. ¿Qué desea escuchar? Propuestas convincentes para crear empleo y domar el gasto público, prolijas explicaciones sobre la privatización de hospitales y los programas de excelencia educativa, y ni una palabra sobre la titularidad pública del Canal de Isabel II. En el Ayuntamiento, David Ortega aspira sobre todo a cortar gastos, tanto en personal de designación política como en empresas municipales.
Ambos resaltan además como algunas de sus propuestas coinciden con las del Movimiento 15-M acampado en Sol. Para Velasco es una "terapia colectiva" por el cansancio ante la clase política profesional. Pero también se muestra crítico, al caracterizar la protesta con una frase prestada de un amigo: "Diagnóstico correcto, soluciones infantiloides".
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