Primavera reventona
La capital cordobesa vive una de sus temporadas más atractivas. Comenzada la feria, y con el festival de los patios en marcha, luego vendrá el flamenco, el circo, la música sefardí y la guitarra
Córdoba de naranjas y azahar. Córdoba de poetas. Este laberinto blanco que durante el sueño del tiempo ha sido hogar de judíos, árabes y cristianos es una de las ciudades candidatas a la Capitalidad Europea de la Cultura en 2016. Córdoba de ayer y de hoy: en las caóticas callejuelas de la judería el viajero se pierde a través de la historia y de la rica (en todas sus acepciones) gastronomía local.
Precisamente es por mayo cuando la ciudad bulle con mayor fuerza: se celebra el Festival de Rejas y Balcones y el Festival de los Patios Cordobeses, y, en estos días, la Feria de Córdoba. Durante el próximo mes, la Noche Blanca del Flamenco (la del 18 de junio) y el Festival de Circo (entre el 2 y 5) seguirán animando la ciudad. Córdoba acoge otros eventos como el recién celebrado Cosmopoética, el Festival de Música Sefardí, a partir del 20 de junio en el Jardín Botánico, o el Festival de la Guitarra, durante la primera quincena de julio.
10.00 Un paseo a lo árabe
Suena el agua del verde Guadalquivir. Cruzando el puente romano(1) alcanza uno unas magníficas vistas de la ciudad en las que la Mezquita (2) y el Alcázar de los Reyes Cristianos (3) recortan el cielo del oeste. Y luego, antes de que el sol suba muy alto y empiece a rascar, deshaciendo el camino andado, se pueden recorrer las calles empedradas de la zona antigua, que en su misterio esconden rincones pintorescos como el Callejón de las Flores - D. Ahora, un descanso en el Patio de los Naranjos (5) de la Mezquita, para admirar el alminar convertido en torre herreriana o adentrarse en el bosque de columnas y la repetición borgiana de los arcos de herradura bicromáticos. Luego, visitar el vergel de los jardines del Alcázar (6), antigua fortaleza romana y residencia de los reyes cristianos, en la quietud, el verde vegetal, el sonido del agua.
12.00 El misterio de las calles piratas
Pero no todo es poesía y tradición en las calles cordobesas. Qué raro: "Por aquí se puede atrochar (atajar en cordobés)", "aquí te espero", "el quinto pino", "desaparezca aquí", se llaman algunas calles. Pero no: algún artista urbano ha plagado la ciudad de falsos nombres de calles, escritos con los típicos azulejitos, con mensajes divertidos. Es el callejero pirata de Córdoba. Por el momento nadie ha reivindicado su autoría. ¿Artistas? ¿Elementos antisistema? Misterio. Jueguen a descubrirlos.
13.00 De tabernas y gafapastas
Aprieta el hambre. Por aquí ofrecen salmorejo, berenjenas con miel, adobo cordobés, flamenquines o rabo de toro. Se puede probar en las tradicionales tabernas cordobesas como Salinas (calle de Tundidores, 3; 957 48 01 35), San Miguel (Plaza de San Miguel, 1; 957 47 01 66) o Sociedad de Plateros (calle de San Francisco, 6; 957 47 00 42). También en el restaurante Ayesta (7) (calle de Enrique Romero de Torres, 7; 957 48 78 38): en la pared cuelga una vieja y ajada foto en la que alrededor del poeta José Bergamín posan Camilo José Cela, Antonio Buero-Vallejo y Julián Ayesta, padre del propietario del local, que cocina algunos de los mejores platos de la gastronomía típica cordobesa. El Astronauta (8) (calle del Diario de Córdoba, 18; 957 49 11 23), un restaurante pequeñito y moderno, le da una vuelta de tuerca a la comida tradicional. Bajo su enmarañada lámpara, como un pulpo blanco, se pueden tomar variedad de ensaladas, parrillada de ibérico al cacao o moussaka de cordero, acompañado de gente moderna y algún gafapasta.
16.00 Echándole arte
Vamos a echarle un poco de arte. Pepe Espaliú fue un destacado artista multidisplinar cordobés que cultivó la pintura, la poesía, la escultura o la performance. Falleció de sida en 1993, con solo 38 años, enfermedad que marcaría la última etapa de su obra. En 2010, el Ayuntamiento creó el centro de arte que lleva su nombre, el Centro de Arte Pepe Espaliú - I (Rey Heredia, 1). En él se puede ver una exposición permanente de casi 40 obras del artista, de actividad intensa, pues solo produjo durante siete años, entre 1986 y la fecha de su muerte. Viajando bastante atrás en la línea del tiempo, llegamos al Museo Arqueológico(10) (Plaza de Jeronimo Paez, 7), recién ampliado, que recoge la herencia que las tres civilizaciones han dejado en la ciudad, desde la prehistoria hasta hoy.
18.00 Rejas y eclosión vegetal
Los balcones enrejados que rebosan de flores a las calles son como una mínima erupción de lo que esconden algunos patios típicos cordobeses: una eclosión vegetal de jazmines, geranios o claveles, balcones corridos y fuentes que, tras una pequeña puerta que nada advierte y un corto pasillo oscuro, abruma de belleza al visitante. Los patios premiados en el festival se podrán visitar durante los próximos fines de semana, hasta el 12 de junio (viernes, de 18.00 a 24.0;, sábados, mañana y tarde, y domingos, de 11.00 a 14.00; entrada, 5 euros). Se recomienda recalar al atardecer, siguiendo las sinuosas notas del flamenco. Con genuino acento cordobés, la Feria abría ayer sus puertas en el recinto de El Arenal y durante una semana reunirá a cordobeses y turistas alrededor de 200 casetas.
21.00 La noche reflejada en el río
Una cena alejada de lo tradicional: el Soul Kitchen(11) (calle de San Fernando 39) mezcla cocinas del mundo, wrap de pollo tandoori, croquetas de gambas, sushi, salmón marinado, falafel..., con una decoración colorida y pop y buena música: soul, funk, rock... En su recoleto patio interior se puede cenar al fresco acompañado de las frecuentes intervenciones que artistas realizan entre sus muros. El mismo gusto por la música cultivan en el Soul (calle de Alfonso XIII, 3), alma máter del anterior y de los mismos propietarios, ideal para una copa después de cenar. Si no apetece copa, una opción interesante es sumergirse en la atmósfera especial que crean la luz, el sonido y el agua, durante el paseo nocturno por el alcázar.
El Sojo Café Ribera (12) (paseo de la Ribera, 1; 957 49 21 92) ofrece unas vistas espectaculares: las luces de la vieja Córdoba titilando sobre la superficie del río. Cómodos sofás, pufs, decoración cuidada y diáfana, en los que relajarse tomando un buen cóctel escuchando los ritmos de disc jockeys residentes o invitados. Delante del bar indie Amapola (Paseo de la Ribera, 9), algo minimalista, con buenos precios y también en la ribera, hay un curioso chiringuito donde sirven jamón y caracoles, exclusivamente, hasta altas horas de la madrugada. Se puede acabar la noche en el Automático Muzick Bar (13) (Alfaros, 4), el garito de Fernando Vacas, músico de Flow y productor de Russian Red o Howe Gelb. Suenan temazos, y el canon musical del dueño, en forma de 30 portadas de discos imprescindibles, se puede ver expuesto en una pared, no lejos de un póster de Serge Gainsbourg y Briggite Bardot. Y cuando ya no queda nadie, volver a callejear por las silenciosas calles de Córdoba, de vuelta a casa.
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