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Elecciones municipales

La conjura de CiU contra los tripartitos

Los nacionalistas esperan recuperar alcaldías perdidas en 2007 por pactos de la izquierda - ERC e ICV contraponen que fueron víctimas de la 'sociovergencia'

Àngels Piñol

Mayo de 2007: CiU disfruta en Manresa de una victoria tan histórica como amarga. Por primera vez desde 1995, los nacionalistas superan al PSC en números absolutos (611 sufragios de diferencia) como en porcentaje de votos (el 28,92% frente al 26,6%). Pero es un leve sorpasso y el éxito no sirve de mucho: PSC, ERC e ICV-EUiA reeditan el tripartito desplazando a los convergentes. Los nacionalistas tienen clavada la espina de Manresa como símbolo del pacto entre los tres partidos de izquierda que les descabalgaron de algunas alcaldías.

Quizá no fueron entonces alianzas de carácter universal pero la realidad es que la armonía entre los tres partidos de izquierda afloró ya en las municipales de 2003 como preludio del primer tripartito de Pasqual Maragall. La tendencia, algo más a la baja, se confirmó en 2007 y no solo sucedió en los Ayuntamientos. Los pactos dejaron a CiU sin la presidencia de las diputaciones de Girona y Lleida. Tras su éxito abrumador del 28-N pasado, los convergentes creen que ahora se cerrará la página de los tripartitos. No porque los protagonistas no quieran repetirlos, sino porque la izquierda no sumará.

Las alianzas arrebataron a CiU las diputaciones de Girona y Lleida

"Nos expulsaron de las instituciones", lamenta Lluís Maria Coromines, jefe de campaña de CiU y vicepresidente del Parlament. La federación perdió más de medio centenar de alcaldías pese a ser la lista más votada. Ocurrió en Arenys de Mar, Canet, Móra y Ripoll. "En alguna localidad no tardaron ni 24 horas en pactar", recuerda Coromines en alusión a Castelló d'Empúries, aunque ese pacto lo firmó, con un caso de transfuguismo del PSC incluido, ERC, PP y Entesa pel Progrés.

La fórmula constata que las municipales se rigen por variables diferentes de las de los otros comicios. Y CiU, al margen de los casos más llamativos y obvios, dará libertad de voto a sus representantes para que se alíen con quien prefieran. "Tampoco vamos a ir con el farolillo en la mano", señala un alto cargo de CiU consciente de la complejidad de los pactos.

Otra cosa será el futuro que aguarda a los tripartitos. ¿Es una ecuación ya gastada? ¿La marca está demonizada? Pese a los numerosos acuerdos que logró con el PSC, Eduard López, responsable de Acción Electoral de ERC, pone distancia a la radiografía convergente: "Cada municipio es un mundo y cada institución, una aritmética". López sostiene que CiU ha rescatado el término tripartito cuando no se fraguaron tantos por la poca presencia de ICV fuera del área metropolitana. Y recuerda que la sociovergencia les apartó de la alcaldía de Lliçà de Munt y de los consejos comarcales del Priorat y la Cerdanya.

ICV niega también la mayor y rechaza de plano que, más allá de Barcelona hubiera una alianza preestablecida para desplazar a los convergentes de las alcaldías. "En las municipales no se da la dinámica del tripartito. Nuestro rival en el área metropolitana es el PSC", sostiene la diputada Laia Ortiz. Y señala las bajas que sufrieron en 2007: las alcaldías de Montornès del Vallès y Santa Perpetua por culpa de la sociovergencia y Sant Feliu de Llobregat, por esa misma alianza más ERC. "CiU ha dado al PSC más alcaldías que nosotros", reprocha Ortiz y apunta el ejemplo de Badalona o de Cerdanyola, cuya alcaldía logró el PSC, con el apoyo de CiU, después de presentar una moción de censura contra el ecosocialista Antoni Morral. ICV aspira ahora a recuperar las tres y tiene buenas vibraciones en Sant Feliu: cuenta que en un acto electoral acudieron 400 personas frente a las 80 que congregó la ministra Chacón en la misma población. Y avisa: "Ante la debilidad socialista, el riesgo real es la sociovergencia".

Al margen de Barcelona, Manresa es quizá la ciudad más tripartita de todas y CiU se ha propuesto conquistarla. Igual que en Lleida y Tarragona, ha optado por un candidato independiente, Valentí Junyent, que en Ràdio Manresa admitió hace poco que posiblemente deberán elegir a un compañero de viaje y pactar.

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