Votar a la izquierda
"No estamos condenados a elegir entre lo mismo y lo mismo", dicen las palabras de Galeano en nuestro vídeo electoral. Son estas unas elecciones raras, porque la nueva ley electoral y la situación de crisis económica han impedido a los grandes partidos hacer el despliegue habitual en otras convocatorias. Por una parte, eso supone un alivio para la ciudadanía, que se ha ahorrado meses de bombardeo publicitario -y el despilfarro que se deriva del mismo-; por el otro, existe el peligro de dar a entender que esta cita electoral no es importante. Y lo es más que nunca.
En un momento en que la crisis económica golpea con dureza a la clase trabajadora -casi 5 millones de parados en toda España, 600.000 en el País Valenciano-, y en que el Gobierno del PSOE ha demostrado su sumisión a "los mercados" aplicando los recortes sociales más duros de la historia democrática, hemos de recordar que nos jugamos mucho con la elección de nuestros representantes en los Ayuntamientos y las Cortes Valencianas. No estamos ante unas primarias para castigar a Zapatero, aunque legítimamente mucha gente lo crea merecido. Tenemos que decidir qué Gobierno queremos para nuestro municipio y para el País Valenciano. Y no estamos condenados a seguir sufriendo la vergüenza de un presidente acorralado por la corrupción, ni de un Consell manirroto e incapaz de gestionar con eficacia los servicios públicos -cuando no los privatiza-, ni unos alcaldes que deciden gastarse los pocos recursos disponibles en obras caras e inútiles sin atender necesidades básicas de su población. Porque hay alternativa. Y está en la izquierda.
La derecha tiene un programa claro: desregulación de los mercados, privatización de los servicios públicos, individualización de las relaciones laborales... Todo encaminado a despolitizar la economía, es decir, a hacer retroceder la democracia, reduciéndola a su aspecto más formal y más inocuo para los grandes poderes fácticos: el sufragio. Y es precisamente a través del ejercicio de este derecho, que la izquierda considera irrenunciable e imprescindible, como se quiere imponer ese retroceso democrático. La derecha -que tiene en el PP su brazo político- sabe ya que el PSOE no supone un obstáculo para sus planes, es más, está cumpliendo parte de su programa oculto: reforma laboral, de las pensiones, del sistema financiero... La derecha solo encuentra oposición en la izquierda social que amalgama sindicatos, organizaciones no gubernamentales y plataformas de afectados por la crisis, y en la izquierda política que representa Esquerra Unida. Somos quienes nos hemos manifestado en la calle contra los recortes, quienes hemos votado -muchas veces en solitario- contra los privilegios de la gran banca y los atropellos a los trabajadores, quienes no hemos bajado la guardia ni nos hemos rendido al "pensamiento único".
Puede ser una perogrullada, pero quizás debamos recordar que el único voto contra la derecha -y contra quienes hacen políticas de derechas- es el voto a la izquierda.
Marga Sanz es candidata de EUPV a la Presidencia de la Generalitat.
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