Un madrugador, un 'torero', dos pulpos y 18 chulapas
Los candidatos madrileños viven, cada uno a su manera, la fiesta de San Isidro
A ver si lo adivinan: ¿Qué candidato del PP llegó ayer a hurtadillas a la ermita de San Isidro y a los pocos minutos se evaporó? ¿Y cuál se dio un baño de masas vestida de chulapa y acompañada de un séquito a juego? A muy pocos madrileños les costará responder. San Isidro Labrador, fiesta castiza por excelencia, es uno de los momentos del año en los que Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón muestran de manera más clara cuán diferente es la pasta política de la que están hechos.
El candidato del PP a la alcaldía de Madrid llegó con el frío a la misa de ocho, la de los más píos y madrugadores. Es su costumbre. Siempre es el primero y procura pasar inadvertido. Y repite su ritual: bebe agua del Santo, recibe del cura un souvenir de barro -"Tengo ya muchos", protesta- y reza por Madrid. "Le he pedido a San Isidro Labrador trabajo para los madrileños", cuenta. "¿Y le ha pedido ganar las elecciones?", inquiere un valiente. "No. Las elecciones hay que ganarlas en las urnas", contesta Gallardón con una mística banda sonora: los cantos gregorianos que manan de los bafles de la pequeña ermita. Tras posar con un bebé en brazos y una mueca, desaparece en su bólido híbrido. Son las 8.30, seguía haciendo un frío que pelaba y en la Pradera y aledaños no hay más que tenderos colocando rosquillas. Aún faltan cinco horas para que Aguirre haga su aparición.
Tomás Gómez lanza piropos a unas goyescas: "¡Qué guapísimas van!"
"¿No queréis una foto haciendo el pino?", pregunta Pérez con retintín
A las 10.15, con la feria arrancando ya de lleno y el sol ahuyentando el fresco, un grupo de militantes socialistas planta una mesa plegable en una de las entradas de la feria. Reparten globos, lápices y sonrisas. Una transeúnte sufre un lapsus: "¡Por ahí viene José Tomás!", dice, confundiendo el nombre del diestro con el del candidato socialista Tomás Gómez, que va junto a Lissavetzky; el secretario de Movimientos Sociales del PSOE y concejal, Pedro Zerolo; el exalcalde Juan Barranco y un enjambre de compañeros.
Lissavetzky recuerda a su difunta madre, que cumplía años en San Isidro, y de las encuestas dice: "No está escrito en mármol que vayan a ganar Gallardón y Aguirre". "Nunca he tenido las encuestas a favor y sé que se pueden vencer", dice Gómez que, heroico, añade: "No hay que mirar a un lado y otro, sino hacia delante". El séquito emprende entonces su paseíllo. "¡Jaime, Jaime!", llama Gómez a Lissavetzky cuando ve una buena ocasión de foto. "¡Jaime!", insiste. Y en esas se les cuela ante las cámaras un voluntario de Cruz Roja. Muy listo. Cualquiera se niega a comprarle un cupón por cinco euros con decenas de periodistas como testigos.
Los socialistas comen rosquillas, lanzan piropos -"¡Qué guapísimas van!", le dice Gómez a un grupo de señoras vestidas de goyescas- y sufren un desplante: tres parejas de la Asociación Castiza Rompe y Rasga, que anda bailando chotis por allí, se niegan a retratarse con ellos. A las 11.30 abandonan la feria, a la que precisamente están llegando los candidatos de IU, que parecen dos pulpos en un garaje. Hacen declaraciones -"Si la gente lo que quiere es lo que hay, qué vamos a hacer nosotros", dice Ángel Pérez- y emprenden un breve simulacro de paseíllo a petición de los fotógrafos. "¿Y haciendo el pino no queréis?", pregunta Pérez con retintín.
A las 13.00, el sol brilla ya sin clemencia sobre San Isidro, que es un hervidero de gente. El momento perfecto para una entrada estelar. Calentando el ambiente está ya el autobús de las Nuevas Generaciones que porta un nuevo cartel, inspirado en la película Mentiroso compulsivo, con una gran foto de Tomás Gómez. "Basado en hecho reales", dice al pie del póster, que esta vez sí va firmado.
A las 13.30, 45 minutos más tarde de lo anunciado por Twitter, mar y tierra, llega Esperanza Aguirre. Y de qué manera. Luce un traje de chulapa blanco con bordados azul PP y tres flores en la cabeza. Pero lo mejor viene detrás: 18 chulapas vestidas a juego con la presidenta (pero sin hacerle sombra: Aguirre es la única de blanco, como en todas las bodas menos en la de Catalina). A la de tres corean un chotis para la ocasión: "Váyase de aquí, señor Gómez, nadie le quiere ni ver. Dijo que por Madrid haría lo que por España hizo ZP. Vote a Esperanza Aguirre si es que quiere mejorar. Si le da su confianza salir de la crisis no va costar na".
El público responde al despliegue con pasión. "¡Presidenta! ¡Guapa! ¡Tú sí que tienes ovarios!". Aguirre se hace fotos con todo el que se lo pide. "¡De aquí ingresamos en la Guardia Real!", le dice una chulapa a otra. Y allá va Aguirre, avanzando a duras penas, entregada con una sonrisa a las masas y a su tradicional San Isidro Labrador.
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