Un genio incomprendido
Más que únicamente un golfista, Seve fue un deportista genial. Pocos como él han causado tanto entusiasmo y forofismo en un deporte habitualmente tan tranquilo como el golf, poco acostumbrado a que jugadores increíbles como él levanten del asiento a los aficionados de todo el mundo. Porque Ballesteros fue un ídolo en todo el planeta. No solo aprendieron a quererle con el tiempo en España, sino que le amaron en las islas británicas y cuando viajaba a Japón desataba una auténtica locura. Allí era adorado. Ya podíamos estar en un aeropuerto o comiendo en un restaurante que siempre llegaba gente para pedirle un autógrafo o una foto junto a él. Imposible que le dejaran en paz.
Y Seve, hay que recordarlo, ha hecho mucho por nuestro país. Fue él quien puso el golf en el mapa de la España de aquellos años. Fue él quien nos hizo sentir orgullosos a los golfistas españoles de entonces, unos aventureros en una época en que al golf no se le prestaba apenas atención. Y fue él quien levantó este deporte del suelo, no solo en España, sino en toda Europa frente al dominio de los jugadores estadounidenses. Seve hizo posible que Europa compitiera de tú a tú en la Copa Ryder y cambió para siempre esta competición.
Su legado está en sus golpes. Nadie como él ponía el alma en cada golpeo, y eso era capaz de transmitirlo a todo el mundo, que vibraba con su imaginación, fueran los aficionados del país que fueran. Su manera de interpretar el juego era única.
Y su legado es también un legado de rebeldía hacia un deporte incomprendido en nuestro país. Aquello le rebelaba, le ponía incluso de mal humor que no se prestara al golf la atención que se merecía por la importancia de las victorias y la lucha inmensa que había detrás de ellas. Seve siempre, siempre luchó contra eso.
El golf no se puede entender sin Severiano Ballesteros, ni seguramente a Seve sin el golf, su vida, su pasión. Para mí han existido tres leyendas en la historia del golf: Bobby Jones, Ben Hogan y Severiano Ballesteros. Cada una en su época y con su estilo, pero las tres imprescindibles para entender la evolución y desarrollo de este deporte.
Hoy es un día triste para todo el golf y para todo el deporte...
Seve, siempre me quedará tu amistad. Me sorprendiste por tu entusiasmo y por ese coraje que ponías a cada cosa que hacías.
Manuel Piñero, dos años mayor que Seve, fue otro pionero golfista español de los años 70, 80 y 90, y ganó junto a Ballesteros la Copa del Mundo de 1976 y la Copa Ryder de 1985.
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