Compostela de ciencia ficción
Un encuentro recrea cómo sería un Santiago imaginado por Julio Verne
Una Compostela "rodeada de una vasta extensión de terreno verde dedicado al cultivo agrícola o silvícola" y comunicado con el centro mediante "un sistema radial de canales de porte acristalado": de esta manera aparece retratado Santiago en L'extraordinaire ville des étoiles, el relato de un científico francés, Antoine Saint-George, que peregrina a la ciudad para reflexionar sobre su vida. El cuento, acompañado de ilustraciones sobre este moderno sistema de transporte, está firmado en 1900 por el escritor Julio Verne, aunque en realidad sea solo la pieza necesaria -y apócrifa- para justificar una ucronía, un artificio que el próximo viernes convertirá Santiago en el escenario de lo que nunca sucedió. Detrás de la propuesta está el colectivo Sentinel Wardrobe, formado por tres amigos que se conocieron por Internet, autores del relato. Vecinos vestidos a la moda del cambio de siglo, un baile de gala, un pase de cortos de ciencia ficción o exhibiciones de esgrima en distintos puntos de la ciudad permitirán el viaje a la Compostela que Verne no imaginó para 2011, pero que pudo imaginar. En eso se basa la ucronía, en una reconstrucción de lo imposible o, por lo menos, de lo no probado. Los preparativos se exponen en la Casa das Asociacións de Cornes, en Santiago, hasta el próximo viernes.
La primera edición de 'El Soberbio Orinoco' salió de un taller de la ciudad
El 'retrofuturismo' se interesa por la visión del futuro creada en el pasado
Verne conocía Galicia y tuvo amigos gallegos, como el inventor e industrial Sanjurjo Badía, con el que se carteó durante años, aunque la correspondencia se perdió en un incendio en 1971. El padre francés de la ciencia ficción pisó Vigo al menos dos veces: la primera, en 1878, llegó a bordo del yate Saint Michel para refugiarse de una tormenta en la ría. Su estancia apenas duró un día, pero los prohombres de la ciudad, entre ellos el cónsul francés, lo recibieron con grandes fastos, de los que da cuenta la prensa de la época. En 1884 volvió a pisar tierras gallegas, esta vez por un problema técnico en el buque en el que viajaba. Se quedó una semana. Hasta aquí todo es real y comprobable, como cierto es también que la primera edición en castellano de la novela El soberbio Orinoco, un viaje imaginario por la selva de Venezuela, salió de la imprenta compostelana El Porvenir en 1900. Iñaki Pérez, Quenerapú, uno de los organizadores del encuentro del viernes -bautizado como L'extraordinaire uchronie- trabajaba en esa imprenta en los años 80, entonces llamada Paredes, cuando se enteró de que el libro de Verne había pasado por el taller.
Todo lo demás son suposiciones, más o menos fundadas, usadas para el juego. "Creemos que Verne tenía que conocer Compostela y a Montero Ríos. Tenía que conocer el Camino de Santiago y a Manuel López Navalón, como él entusiasmado por el estudio de la ceguera", explica Pérez. El encuentro imaginario del autor de Veinte mil leguas de viaje submarino con el político y el inventor no parece del todo descabellado, porque Verne, hombre culto y viajero incansable, estaba muy bien informado de la actualidad política y científica no solo de Francia sino también del resto de Europa. Además, la ciudad que eligió para vivir y morir, Amiens, en el norte de Francia, es una de las etapas del Pelgrimspad, la vía de peregrinación a Compostela que parte de Holanda.
Quenerapú habla de retrofuturismo y steampunk para explicar que detrás de la performance que preparan para el viernes se encuentra un movimiento cultural y estético surgido en Estados Unidos y basado en imaginar el futuro con los ojos del pasado. "Yo llegué por casualidad, porque lo que me interesa es demostrar que la gente puede crear su propio ocio sin grandes presupuestos y al margen del turismo religioso", explica. Desde hace seis meses, y junto a sus compañeros Fátima García Doval y Jorge del Oro, se documentó sobre la vida de Verne y el ambiente científico de Santiago a finales del siglo XIX y principios del XX. Reconstruyeron rifles, lupas, respiradores y máscaras antiguas, y en la web www.uchronie2011.com ofrecen tutoriales para hacer polainas, sombreros y polisones. Algunos aficionados al retrofuturismo les envían desde hace semanas algunos objetos de sus colecciones personales, como los cuatro trajes de época remitidos por un matrimonio de Madrid. "Nos sorprende la cantidad de gente a la que le gusta esto", asegura Pérez. Su entusiasmo les ha abierto las puertas del Casino de Santiago, que acogerá un baile, y la Sala Nasa, que dedicará una de sus clásicas ultranoites al retrofuturismo tomando como excusa la existencia de un cabaret ficticio en el siglo XIX.
En la organización de eventos los Sentinel Wardrobe ya tienen experiencia. El año pasado unas 10.000 personas acudieron a un encuentro que llenó la Praza do Obradoiro de personajes de la Guerra de las Galaxias. "Aquello fue demasiado", reconoce ahora. "Aunque la verdad es que todos nuestros eventos son muy fotogénicos", bromea.
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