El regreso del barítono

Carlos Álvarez había encarrilado su futuro hacia el campo de la Medicina, pero la afición a la música y la belleza de su voz de barítono acabaron imponiéndose. Su paso por el Teatro Arriaga fue determinante en el cambio de rumbo profesional. El estudiante malagueño, entonces un veinteañero que daba clases de canto para mejorar su técnica con el objetivo puesto en los coros de ópera, tuvo la oportunidad de entrar en las producciones que dirigía el entonces director del Arriaga, Luis Iturri. Cantó en las óperas La Traviata y La Bohéme y también en el montaje de Tarde de poetas, de Luis de Pablo, y su carrera de barítono empezó a ganar peso.

La joven promesa se convirtió en unos años en una figura internacional y ahora vuelve a cantar sobre el escenario en el que empezó a despegar el prestigio de su voz y su talento para actuar.

El programa abarca desde la ópera a canciones del musical 'Cats'

El pianista baracaldés Rubén Fernández acompañará a las voces

Álvarez ofrecerá hoy en el Arriaga (20 horas) un recital en el que también cantará la soprano sevillana Rocío Ignacio. El pianista baracaldés Rubén Fernández Aguirre les acompañará en un programa que abarca desde fragmentos de La flauta mágica, de Mozart, o de L'elisir d'amore, de Donizetti, a las canciones del musical Cats, de Andrew Lloyd Webber.

La carrera de Rocío Ignacio ha dado sus pasos fundamentales en paralelo a Carlos Álvarez. Su debut en la ópera llegó en 2003 cantando Rigoletto junto al barítono malagueño. El programa del recital incluye obras que interpretarán por separado y otras a dúo, como I hate you then I love you, del autor italiano Tony Renis.

En Bilbao, el barítono malagueño vuelve a cruzarse con Emilio Sagi, otro director fundamental en sus inicios profesionales, ya que le dio la oportunidad de debutar en el Teatro de la Zarzuela cantando La del manojo de rosas.

Tras los primeros pasos en la lírica, el barítono contó con el apoyo de Plácido Domingo, que ya en 1996 le contrató para cantar en la apertura de la temporada de la ópera de Washington. De la mano de otros grandes directores ha triunfado en Covent Garden, en la Staatoper de Viena o en el Festival de Salzburgo.

En 2003, Carlos Álvarez fue galardonado con el Premio Nacional de Música, "por la proyección internacional, la apertura a géneros diversos y la atención a la música española, con una extraordinaria calidad vocal e interpretativa". En la faceta de actor, el barítono encuentra otras satisfacciones. "Una de las mayores ventajas de un trabajo como el mío es que te sirve como terapia", reconoce. "Es una especie de consulta de psiquiatra gratuita: cada tres días cambias de personaje y con esto ya gastas toda la esquizofrenia posible y no te queda nada para la vida cotidiana. Me fascina esta posibilidad de interpretar personajes diferentes e incluso opuestos entre sí", asegura.