El médico que comprendía que los presos se vengaran

Es uno de los presos excarcelados que ha hablado directamente del proceso de radicalización que se produce en Guantánamo. Isa Jan, un médico homeópata paquistaní, fue liberado del penal el 17 de septiembre de 2004. Pasó casi tres años en manos de los estadounidenses. Los mandos militares de la base acabaron reconociendo que los "interrogatorios continuos" habían mostrado que no tenía lazos con Al Qaeda. "Información previa en la que se indicaba que era talibán ha resultado ser incorrecta", afirma una ficha secreta fechada el 20 de marzo de 2004. Su único vínculo con la yihad parece ser su suegro: estaba casado con la hija de un juez talibán. Solo eso. A pesar de ello, el informe recomienda que sea trasladado a otro país únicamente si va a continuar detenido.

Jan aparece ahora en el informe del Pentágono sobre reincidencia de septiembre de 2009. Consta como "sospechoso" de "asociación" con un grupo talibán, no como reincidente confirmado. Sea cierta o no la acusación, tras abandonar el penal declaró al periodista Tom Lasseter, del grupo McClatchy, que no es "difícil de entender" por qué muchos hombres quieren luchar contra EE UU después de Guantánamo. Le relató que en el penal todo era válido para hacerles confesar; que los ataban a las sillas y les hacían escuchar música a un volumen altísimo durante horas; que les hacían estar durante 10 horas en habitaciones heladas. Si protestaban, les afeitaban la cabeza, las cejas y la barba; y a veces les dejaban algunos mechones de pelo aquí y allá para que tuvieran un aspecto ridículo. No se les permitía ni siquiera hacer abdominales en sus celdas. En su ficha secreta aparecen como conductas prohibidas y sancionadas "hablar con otro preso de celda a celda" y practicar "entrenamiento físico" en su cubículo.

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