La incógnita del 'efecto De Miguel'
Los candidatos de PP, PSE y Aralar se muestran cautos a la hora de pronosticar un descenso en las urnas del PNV alavés por la supuesta trama corrupta
No hay ecuación que permita predecir el efecto que un escándalo puede tener sobre el electorado de un partido. Con todas las miradas atentas a lo que ocurrirá el 22-M en Álava, donde apenas 700 votos marcaron las diferencias entre PP, PSE y PNV en Juntas Generales en 2007, una de las grandes incógnitas por despejar será precisamente el efecto electoral que tendrá la supuesta trama corrupta del caso De Miguel, junto al presunto espionaje político conocido como caso Tellería. Los demás partidos se muestran cautos a la hora de pronosticar si los escándalos que han marcado el compás del último tramo de la legislatura pasarán factura a los peneuvistas en las urnas.
"Saber en qué proporción puede afectarles es muy difícil", reconoce el candidato del PP a diputado general, Javier De Andrés. "En todo caso, el PNV queda ante la opinión pública como un partido menos atractivo para los nacionalistas. Con EA desmembrada, son miles de votos los que se quedan huérfanos, un electorado que podría ser propenso a acercarse a ellos. Y la impresión dejada por la trama, con decisiones arbitrarias en favor de redes clientelares, no gusta ni a los propios nacionalistas", añade.
Txarli Prieto, candidato a diputado general por el PSE, consiguió más de un titular cuando dijo en marzo pasado, aludiendo al votante nacionalista, que una sociedad que no castigue políticamente a un partido salpicado por la corrupción está, "en parte, enferma". "Quienes les votaron en las elecciones anteriores deberían de tener en cuenta cuál ha sido el comportamiento ético del partido y que han tenido demasiados escándalos. Quiero pensar que sí habrá consecuencias, por una razón de ética ciudadana. La sociedad no debe tolerar estos comportamientos. Ahora bien, una vez que llega el 22-M, el resultado es soberano y hay que aceptarlo", explica Prieto.
"Tengo dudas de que tenga efectos", señala el cabeza de lista de Aralar en Juntas, Iñaki Aldekoa. "La sobreactuación y la sobreutilización del caso, que se convirtió en un arma arrojadiza, sobre todo por parte del PP, ha terminado por añadir confusión a algo que todavía está siendo investigado [en los tribunales y en la comisión del Parlamento]", afirma. Aldekoa considera que la única derivada de la trama que ya tiene una valoración política, la operación urbanística de Zambrana, en la que la comisión de Juntas certificó la existencia de varias irregularidades, fue trasladada de forma "confusa" a la opinión pública debido a que, en vez de centrar el foco en el ex diputado foral Alfredo De Miguel, "se lanzó un ataque generalizado que hizo que la gente del PNV cerrase filas".
Un desgaste diluido en el tiempo
Trece meses después de las primeras imputaciones del caso De Miguel, la opinión pública podría padecer cierta saturación que podría neutralizar el desgaste inherente a un caso de supuesta corrupción. "Los procesos políticos y judiciales con escándalos de por medio tienen casi siempre el mismo problema: si no se actúa con celeridad, la especulación y las críticas se alargan tanto que terminan formando parte del paisaje", recalca Txarli Prieto, candidato del PSE.
Por su parte, Javier De Andrés, cabeza de lista del PP en Juntas, cree que la postura defensiva adoptada por el PNV ante las distintas investigaciones se debe a que no tienen ninguna explicación política a lo ocurrido. "Es el recurso del que no tiene otra alternativa, a nadie que diseñara una campaña le gustaría tener que lidiar con esto", recalca.
Algunas voces consideran que el peligro para el PNV en estos comicios está más bien asociado a la reconfiguración del espacio nacionalista. Ayer, el portavoz parlamentario del PSE, José Antonio Pastor, dijo que el PNV se mostró "a la defensiva" en el Aberri Eguna del domingo, por el "miedo al nuevo escenario político" y a "la irrupción de nuevos agentes que puedan disputarle el espacio electoral nacionalista", informa Efe.
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