Un impuesto muy poco viajero
El Gobierno catalán argumenta que quiere rebajar los impuestos a los 50.000 catalanes que declaran más de 120.000 euros para evitar que estos contribuyentes opten por fijar su domicilio en Madrid, por ejemplo, aunque trabajen en Barcelona. En este contexto, la patronal catalana Fomento advirtió ayer de la "deslocalización" de directivos.
No hay cifras oficiales sobre el efecto que la competencia fiscal entre comunidades autónomas tiene en capitales y rentas por impuestos como el de donaciones o sucesiones. Tampoco por los distintos tramos autonómicos del IRPF. Valentí Pich, el presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), descarta que el diferencial en IRPF provoque movimientos reseñables de domicilios fiscales. "El efecto es más psicológico en el caso del IRPF, no es tan fácil mover un domicilio (debe demostrarse al menos un año de residencia) como para que lo haga mucha gente, pero, con el actual tipo, las rentas de más de 175.000 euros pagan un 49% (contando tramo estatal y autonómico) y esa frontera cercana al 50% sí puede afectar a decisiones futuras de multinacionales y sus directivos", explica Pich.
Juan José Rubio, catedrático de Hacienda Pública y exdirector del Instituto de Estudios Fiscales, cree que el efecto de la mencionada bajada del IRPF "no es demasiado interesante per se", pero esta medida, combinada con otras, como el impuesto de sucesiones (que CiU ya ha decidido eliminar para todo contribuyente), sí empieza a pesar en la toma de decisiones.