¿Está cómodo?
Vicente Vallés le preguntó el otro día en 24 horas (TVE) al portavoz popular Esteban González Pons si estaba cómodo con la aparición en las listas electorales valencianas de varios imputados de la trama Gürtel.
Esa pregunta se tendría que hacer constantemente. ¿Se siente cómodo usted? Aunque las respuestas suelen ser decepcionantes. Nunca pasa nada. Y si pasa es que también pasa en el otro lado. ¿Imputados en Valencia? Pues anda que en Andalucía... Además, si es por cuatro trajes (otros dicen tres trajes, algunos lo dejan en dos), "por cuatro trajes no se vende un presidente". En otros países, un traje, incluso un pijama de seda, te lleva fuera de la política. Aquí guiñas un ojo y te vas por la otra puerta. Y si eres político sigues presentándote como un santo varón.
DON DE GENTES
Así que, comodísimo, cómo no va a estar comodísimo el portavoz si va equipado con respuestas para todo. "Rajoy no responde cuando se le pregunta por eso". "Pues pregúnteme a mí". Estaba cómodo, lo dijo, bendito sea él, cómo no iba a estar cómodo si tenía todas las respuestas. Un día se encontró el poeta Adoum esta pintada en Quito: "Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas".
No hace falta que diga que el portavoz popular negó la mayor: están imputados, pero no lo merecen, ya lo verá usted. Unos días más tarde el PP intentó borrar de las televisiones las referencias a los imputados. Curiosa historia: si no se dice no existe. Lo ensayaron, con éxito, en la autonómica valenciana, y querían regar el sistema. El propio Pons mandó parar. Eso era negar la mayor, pero por decreto. "Niego la mayor" es una buena cortina de humo para salir por la tangente. Están ayudando a que Camps se salga por la tangente.
Este cronista aprovechó el tenor de la pregunta de Vallés para preguntarle a González Pons si había estado cómodo en la manifestación anti-ETA (¿anti-ETA?) de Madrid, en la que unas pancartas pedían cárcel para el ministro del Interior. Igual de incómodo, vino a decir, que en otras (como una que hubo contra la actitud marroquí en el Sáhara, en la que él estuvo: era contra el Gobierno, también) en las que se dicen muchas cosas que incomodan.
En el vademécum de respuestas se halla la salida comparada. Consiste esta en sacar a relucir "otra" cosa que haya ocurrido. Si se habla de Valencia, saquemos Sevilla, y si se habla de la barbarie dicha en la manifestación de aquel sábado, agarremos el clavo de otras manifestaciones en las que se han gritado groserías. Lo que resultaba inesperado era que aquella manifestación en la que se subvertía la realidad de manera tan grosera (se dijo que el Gobierno negocia con ETA) era el aperitivo para otra respuesta del líder de la oposición, que ante la vieja cúpula de su partido negó "la mayor" y dijo que el PP nunca negoció con ETA. Ahora ya podemos imaginar por qué Rajoy no fue a la manifestación: estaría preparando esa respuesta. Ahora ya se sabe qué dirá el portavoz popular cuando surja la incómoda cuestión de aquellas reuniones de los representantes de Aznar con "el Movimiento Vasco de Liberación".
La realidad no importa. Qué va a importar si podemos manipularla. -
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