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Reportaje:FÚTBOL | 32ª jornada de Liga: el clásico

El plan del bloque bajo

La orden de Mou de esperar y presionar atrás, en vez de atacar al Barça con el balón, no evitó la goleada en el Camp Nou

Diego Torres

"Bloque bajo", repetía José Mourinho; "bloque bajo". La letanía impregnó la mente de todos los jugadores del Madrid, sobre todo de los titulares. "Nosotros vamos a agruparnos atrás", decía el técnico; "no vamos a hacer como los ingenuos del Villarreal, que presionaron en todo el campo y les metieron tres goles".

A las tres de la tarde del pasado 29 de noviembre, los futbolistas del Madrid salieron de la cuarta charla táctica antes del primer clásico. El hotel Juan Carlos I, en Barcelona, era un hervidero de curiosos. El ambiente estaba animado por hinchas y directivos esperanzados por el buen juego reciente del equipo.

La plantilla no estaba tan ilusionada ante la cita con el Barça. Las principales consignas que impartió Mourinho estuvieron relacionadas con contrarrestarlo. El técnico domina con maestría el arte de explorar los puntos flacos del rival. Sus discursos suelen ser nítidos y, al cabo de escucharlos, los futbolistas se sienten seguros de lo que les espera. Convencidos de que, si siguen las directrices, el adversario no tendrá escapatoria. En Barcelona fue distinto. Después de dos horas de charlas individuales y colectivas, de arengas, de instrucciones y de estudio de vídeos, el entusiasmo era inexistente. "¡Nos va a meter atrás!", decían.

A los jugadores no les ilusionó. Replegados, pensaban, acabarían recibiendo un gol
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Özil llamó la atención de algunos compañeros. Parecía abatido. Mourinho le encargó un paquete de misiones defensivas. Entre otras cosas, que se ocupara de molestar a Xavi para que no iniciara las jugadas con espacios. El alemán debió de creer que le habían pedido demasiado. Xavi, que recorre alrededor de 15 kilómetros por partido, es uno de los jugadores más ubicuos del fútbol mundial.

En la jerga de Mourinho, los partidos se afrontan en bloque bajo, medio y alto, según donde se coloque la línea de presión. A partir de ahí se proyecta todo el juego. Ante el Barça, mandó hacer un bloque medio con un repliegue rápido a bloque bajo en cuanto los azulgrana dieran más de tres pases.

Los españoles del Madrid, que conocen bien a los barcelonistas, sospecharon de la eficacia del plan desde el principio. Replegados atrás, pensaron, tarde o temprano recibirían algún gol.

Las charlas de Mourinho se extendieron en cómo desactivar al Barça más que en atacarlo con el balón. Las indicaciones fueron muy sencillas: esperar atrás, recuperar la pelota y buscar rápidamente a Benzema para que descargara o a Cristiano para que se fuera por velocidad. Cristiano y Benzema fueron los más liberados de las obligaciones defensivas.

En el descanso, con un 2-0 en contra, los jugadores dicen que Mourinho guardó silencio. Solo Casillas parecía revolucionado. Berreaba. "¡Que se vea que corremos! ¡Que se vea que corremos!", gritaba el capitán. "¡Ahora mismo hay millones de personas que no van a poder dormir esta noche!", apostillaba. Casillas estaba desencajado. Su desesperación emocionó a muchos.

"El partido no nos generó dudas", dijo Albiol un mes después del 5-0; "lo que nos debió enseñar es a no cometer los mismos errores la próxima vez que nos enfrentemos al Barça y a saber en qué hemos fallado y qué no debemos volver a hacer. Debemos corregir los errores que cometimos".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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