La alta tasa de paro enturbia la apuesta por el avance urbano

Vivir en una frontera forja el carácter, y los iruneses hacen gala de ello. Con casi 61.000 habitantes, Irún es la segunda ciudad más importante de Guipúzcoa, tras la capital, pero también encabeza la lista provincial de los municipios con mayor tasa de desempleo, con un 16,2%.

Paso fronterizo entre España y Francia, el sector ferroviario y el transporte han sido los ejes de una ciudad moderna y a la vez tradicional que suma 1.200 tiendas y tiene en el comercio una de sus principales bazas económicas.

Feudo socialista desde hace 27 años -entre 1979 y 1983 gobernó el PNV-, el actual alcalde, José Antonio Santano, tomó el relevo de Alberto Buen después de que este renunciase en septiembre de 2002 tras casi cuatro dáecadas en el puesto. Hace cuatro años, los socialistas lograron 12 concejales con los que han gobernado en mayoría con apoyos puntuales de la oposición, si bien con algún que otro contratiempo. ANV, que logró tres escaños, fue ilegalizada en 2008; uno de sus concejales dejó el puesto y los otros dos se mantienen como ediles no adscritos.

Acuerdos de todo tipo con el PNV (cuatro concejales), el PP (otros cuatro) y EB-Aralar (dos) le han permitido a Santano ir sacando adelante estos años los presupuestos o el Plan General. El próximo 22-M, el PNV confía en recuperar los cuatro puestos que perdió en 2007, afectado por el caso Bravo, el fraude del exdirector de la Hacienda foral en la localidad.

La apuesta por la renovación urbana con un ambicioso proyecto para reducir la actual huella ferroviaria, construir una moderna estación para la llegada del AVE y dotar a la ciudad de nuevos espacios de servicios, viviendas y negocios es el horizonte de futuro que se ha marcado el equipo de gobierno con algunas reticencias de la oposición. La remodelación de la plaza San Juan es el principal proyecto de este mandato, un espacio convertido en aparcamiento durante 70 años que en unos meses verá concluida la primera fase del proyecto. Los iruneses han votado cómo será el punto neurálgico del tradicional Alarde.