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La gestión de un matrimonio forzoso

EA y Alternatiba recalcan que "mantendrán su personalidad" en Bildu - Las listas se han cerrado con "fricciones inevitables" y problemas para hallar nombres 'limpios'

Mikel Ormazabal

Bildu (Reunir, en euskera) ha hecho honor a su nombre. Han sido tantas las reuniones que han celebrado en las últimas semanas los representantes de Eusko Alkartasuna (EA), Alternatiba e independientes abertzales para cerrar la coalición que ni ellos mismos llevan ya la cuenta. "Han sido muchas, y maratonianas", asegura un asiduo a estas citas que han mantenido para pergeñar un programa electoral y acordar las listas con las que quieren concurrir a los comicios del 22-M. Ayer iba a ser el día señalado para presentarlas públicamente, pero Bildu optó por guardar los nombres en secreto y hacerlo a lo largo de la próxima semana.

La coalición se proclama como la fuerza que logrará "la transformación política y social de Euskal Herria". Este es el mensaje que con más insistencia repetirán sus promotores de ahora en adelante. Así ha quedado resuelto por los tres socios en las reuniones que han celebrado. Aseguran que el debate interno ha sido "de altura", más sobre ideas, proyectos y principios que acerca de cuestiones identitarias o la violencia de ETA. "Es la primera vez que me siento con gente de la antigua Batasuna que está dispuesta a hablar de política. Y les he notado con mono de participar en debates sobre transporte o vivienda", afirma otro de los implicados en la cocina de Bildu.

Cerrar la coalición ha necesitado de "muchas y maratonianas" citas

Esta agrupación de "soberanistas de izquierdas", como se autodenominan, supone la comunión perfecta entre quienes tienen un granero de votos, pero no pueden comparecer en las urnas (la izquierda abertzale ilegalizada) y aquellos que pueden presentarse, pero tienen un respaldo electoral muy reducido (EA y Alternatiba). Este ha sido uno de los motivos que ha facilitado el entendimiento y suavizado la convivencia, complicada por ejemplo en localidades donde simpatizantes de EA y Batasuna arrastraban un historial de enfrentamientos y desconfianzas. "Nada se está haciendo en términos de cesión, ni de siglas ni de discurso político. Cada cual aporta lo suyo", según las mismas fuentes.

Un militante de izquierdas subraya que los independientes "se han dado cuenta de que, más allá de su discurso sobre el conflicto, en Euskadi hay un terreno de juego para la política en el que han estado out". Las discusiones han sido "arduas", aunque ya se había avanzado bastante en el debate previo a la propuesta Euskal Herria Ezkerretik. Lo que denominan "transformación política y social" se concretará en propuestas "desde la izquierda" sobre fiscalidad, grandes infraestructuras, ordenación del territorio o, incluso, el lobby Gipuzkoa Aurrera.

Primero se han discutido las ideas y, al final, los nombres. El encaje ha resultado complicado, "como no podía ser de otra manera y como ocurre en todos los partidos", según las fuentes informantes. "Las fricciones con las planchas han sido inevitables", reconocen, y se han ido concretado siguiendo el criterio de "hacer visible la pluralidad" de los integrantes de la coalición. En las candidaturas, será inevitable que EA y Alternatiba deban ceder los primeros puestos a los independientes en los municipios donde Batasuna y sus herederos han tenido históricamente mayor peso. Aseguran las mismas fuentes que los independientes han encontrado problemas en pequeñas localidades para proponer candidatos limpios, a salvo de una posible impugnación de la lista.

Los desconfiados con esta fórmula electoral sostienen que es "un matrimonio de intereses un poco extraño", al mismo tiempo que "una solución de urgencia para tres partes que estaban con el agua al cuello". EA ha sufrido una pérdida de peso notable, sobre todo en Guipúzcoa, tras la escisión de Hamaikabat; Alternatiba no contaba en ningún cálculo electoral y al flanco radical solo le quedaba esta agarradera para evitar el ostracismo institucional tras el más que probable veto a Sortu.

Desde culturas políticas muy distantes, las tres partes han buscado "los justos equilibrios para evitar cualquier riesgo de fagocitación" por parte de la izquierda abertzale. Tanto EA como Alternatiba consideran que sabrán "mantener la personalidad" sin pasar a ser instrumentalizados por un sector que ha contado con un mayor respaldo social, sobre todo en Guipúzcoa.

Sin ninguna presencia de los radicales

En la presentación social de Bildu no se hizo la menor apelación a Batasuna, ni a Sortu o a la izquierda abertzale ilegalizada. Tampoco asistió ningún representante destacado de este sector político. Los organizadores del acto quisieron mantener la coalición a salvo de cualquier tentación de relacionarles con los radicales. Pello Urizar aseguró en el mitin, refiriéndose a las palabras de Rubalcaba: "Tienen la cada dura de anunciar que van a mirar con lupa nuestras listas". A su juicio, eso es así porque "tienen miedo al cambio" y "temen a la democracia".

Bakartxo Ruiz, en nombre de los abertzales independientes, afirmó que el pueblo vasco "ha dicho que ya basta y esta exigencia debe ser atendida por Madrid sin más demoras y para decir que va a respetar lo que libremente se decida en Euskal Herria". "Ésta es la lupa desde la que hoy miramos a Madrid la mayoría social, sindical y política" vasca, añadió.

Oskar Matute, máximo dirigente de Alternatiba, fue el único que no aludió a la lupa del ministro. Afirmó que "la esperanza de paz y normalización" encontrará en Bildu a "agentes activos en el esfuerzo permanente, tenaz e inequívoco por un nuevo escenario" que garantice "los derechos de todas las personas en toda Euskal Herria".

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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