Gutun Zuria habla en ruso
El festival literario bilbaíno se suma a las actividades culturales del año dual España-Rusia - Los autores participantes critican la "falta de sociedad civil"
Después de más de tres décadas de relaciones diplomáticas, España y Rusia acordaron celebrar en 2011 un "año dual" para estrechas sus contactos. Los negocios constituyen el objetivo prioritario, pero la cultura tiene un espacio estelar en el escaparate en forma de intercambio de exposiciones y actividades culturales. Al País Vasco, el año dual España-Rusia ha llegado con el festival Gutun Zuria, que se celebra hasta el próximo domingo en la Alhóndiga de Bilbao, con la literatura rusa como invitada de honor.
El festival, de cuatro días de duración, supone la suma de fragmentos que se agrupan bajo el título Haz lo que quieras mientras no hagas nada, en referencia a las perniciosas consecuencias de la censura. En el programa hay propuestas como las conversaciones entre el escritor Salman Rushdie y el director de actividades de la Biblioteca Pública de Nueva York, Paul Holdengräber, o entre las escritoras Soledad Puertolas y Karmele Jaio, una pequeña exposición dedicada a la colección erótica La sonrisa vertical, en homenaje a Luis García Berlanga, y una sesión de storytelling, en la que los participantes contarán de viva voz experiencias personales, entre otras actividades.
Una decena de escritores presentan el panorama literario de su país
La literatura rusa actual no es conocida por la falta de traducciones
Pero la cultura rusa tiene el mayor protagonismo en el programa: una decena de autores presentan con sus testimonios el panorama contemporáneo de la creación literaria en Rusia, desconocida en España por la escasez de traducciones al castellano. Su presencia se complementa con conciertos de música rusa y proyecciones de películas.
El crítico y traductor Lev Danilkin resumió ayer el punto de partida de los escritores de su país: "la cultura rusa sufre una situación de aislamiento". En parte, Danikil cree que se debe a "las fronteras naturales" que separan a su inmenso país. La herencia de la historia rusa y sus mitos, el cambio vivido con la desintegración de la Unión Soviética, y la vida en la Rusia actual cruzan en mayor o menor medida por la obra de muchos de los escritores rusos contemporáneos. Alexéi Varlámov, autor de El nacimiento, editada en español por Acantilado en 2009, explica que analiza los acontecimientos del siglo XX sin diferenciar entre biografías, ensayos o ficción. Varlámov aportó una explicación personal al interés por los acontecimientos históricos: "vivimos el entorno literario de un momento en el que desapareció un país y nació otro; eso mismo me pasó a mí".
El escritor Vladislav Otroshenko, premiado en Italia y Rusia pero aún no traducido al castellano, se siente deudor de la estética cosaca pero cree que la historia no es más que "la escenografía" de la literatura. "La realidad está en la persona misma", dijo. Vladímir Makanin, matemático de profesión, incidió en el peso de los mitos y leyendas en la literatura rusa. "Yo he escrito sobre la vida en los Urales, el retorno a la aldea natal", señaló. "Es bueno tener una patria chica que te inspire y elaborar sus mitos, pero llega un momento para un escritor en el que no es suficiente. Es importante salir de allí, un paso valiente que todos tenemos que dar". Makanin, en caso de duda al escribir, recurre a las enseñanzas que le proporcionó el ajedrez: "no puedo perder el ritmo ni el sentido de la defensa".
Los autores rusos invitados a Gutun Zuria también en reconocieron con cierto fatalismo que viven en un país que carece de una sociedad civil articulada. "Tenemos un régimen de burócratas intocables, al estilo del imperio mongol", criticó Otroshenko. "Son funcionarios con impunidad. En otros paises tienen problemas, hay desmanes y corrupción, pero no una impunidad total como en Rusia". La poetisa y novelista Maria Gálina señaló a Internet como la ventana por la que se puede colar la sociedad civil. "La independencia está en Internet", dijo. "Es una fuente de información y de cohesión social".
Sentada al lado de Gálina, una bióloga marina que durante muchos años no pudo publicar por sus ideas políticas, la escritora Svetlana Vasilenko replicó con esceptisimo. "La sociedad civil existe solo en la realidad virtual de Internet". Victima de la agresión del responsable de una asociación cultural, se vio sola y abandonada. "En Rusia se trabaja para conseguir los subsidios", destacó. "Los ciudadanos se ven sin defensa, la medios de comunicación están censurados".
Los consejos de Millet
Catherine Millet es directora de la influyente revista Art Press, autora de libros de arte contemporáneo y fue comisaria del pabellón francés de la Bienal de Venecia de 1995, pero consiguió la popularidad gracias a la polémica que suscito su libro La vida sexual de Catherine M. (Anagrama). Publicado en 2001, contaba con todo detalle las actividades sexuales de su autora.
Millet, invitada al festival literario Gutun Zuria para hablar de monogamia y pornografía, aconsejó ayer mantener la libertad individual en materia sexual, pero sin hablar demasiado de ello con la pareja, pese a que ella no tuvo reparo en recogerlo en un libro que ya ha vendido más de dos millones de ejemplares.
"Yo creo que lo que acerca los cuerpos separa las mentalidades. Por eso pienso que la unión absoluta y duradera en el seno de una pareja es una ilusión", sostuvo.. Millet explicó que escribió La vida sexual de Catherine M. tras constatar que no se habían publicado en la época contemporánea testimonios honestos sobre la sexualidad.
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