Una rima entre la voz y la palabra
Torres-Pardo, Ana Belén, Plaza y García Montero construyen 'Música callada'
La pianista Rosa Torres-Pardo y el poeta Luis García Montero compartieron en el escenario, hace unos meses, un bello homenaje a Albéniz. Entre ambos surgió un binomio fantástico, y la pianista involucró al poeta como guionista y autor de un espectáculo, que ella pergeña desde hace tiempo, para abordarlo con Ana Belén. Y la actriz y cantante, a su vez, tiró de su propio cordón umbilical para que fuera el director José Carlos Plaza quien dotara al proyecto de una dramaturgia para convertir aquello en algo más que un recital.
"Rosa quería un diálogo entre el piano y la palabra, entre la poesía y la música", señala García Montero al hablar del embrión y origen de Música callada. La vida rima, nombre dado al espectáculo estrenado por los cuatro creadores el jueves en el Teatro Arriaga, de Bilbao, antes de iniciar una larga gira.
Mientras lo de La vida rima es un homenaje a William Layton, maestro de Plaza y Ana Belén, el primer verso del nombre del espectáculo deja clara la presencia de San Juan de la Cruz y Federico Mompou. Junto a ellos en la alineación musical Mozart, Chopin, Antón García Abril, Stravinski, Kurt Weill, Albéniz, Gershwin, Beethoven, Joseph Kosma, Gabriel Fauré, Prokofiev, Béla Bartok, adaptados musicalmente por Torres-Pardo. En la alineación literaria, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Jaime Gil de Biedma, Jacques Prévert, José Hierro, Federico García Lorca, algunas estrofas de Ángel González y del propio García Montero, no solo seleccionador de estos textos que también son un homenaje a sus maestros. Su papel ha sido el de urdidor de una historia en la que no falta un hilo conductor de principio a fin, cuyo tejido ha solidificado Plaza, teatralizando la relación entre actriz y pianista y convirtiendo al público en espía. "Hemos metido todo en el engranaje de una relación, son dos personajes, no dos personas", sostiene el director, para quien la poesía es imprescindible. "Sin ella no se puede sobrevivir, es el ritmo, la armonía, es la respiración de un país, de una gente".
La palabra de García Montero colabora con la estructura teatral, ya que su poesía está dotada de una fuerte carga narrativa y un lenguaje bellamente coloquial. Además incorpora otros textos, a modo de reflexión sobre lo que significa el arte en la situación anímica en la que hoy está mucha gente. "Sabemos que no es tiempo de promesas, que muchas banderas han caído, que no se puede ser ingenuo. Pero por otra parte no queremos renunciar, ni caer en el cinismo, ni dejar de pensar en el porvenir, de ahí que en este diálogo he buscado la confianza en que podamos tener una segunda oportunidad", señala el poeta sobre este montaje. Y recuerda que hay discusiones, rencillas, complicidades, cuando el piano contesta a la poesía y la poesía contesta al piano.
"El director te abre los ojos a mil matices que ni habías intuido", señala Ana Belén, algo que corrobora la pianista: "Mi Mozart era solemne, pesante, dramático, vino Plaza y me dio claves para convertirlo en ligero y optimista".
Babelia
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