El presidente Nazarbáyev se perpetúa en el poder absoluto en Kazajistán
Los observadores europeos constatan "serias irregularidades" en los comicios
Kazajistán, país que presidió la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 2010, no ha dado la talla democrática en los comicios del pasado domingo que permitirán al presidente Nursultán Nazarbáyev, en el poder desde hace más de dos décadas, permanecer al frente del Estado cinco años más. La nota de "insuficiente" procede de la misma OSCE. Los observadores de esta entidad vieron "las mismas deficiencias" que en anteriores comicios y confesaron su "decepción" ayer en Astaná. Sin embargo, están dispuestos a seguir esperando a que Kazajistán materialice las reformas que promete desde hace años. Gracias a estas promesas, Kazajistán consiguió el apoyo de la UE para la presidencia y la cumbre de la OSCE en 2010. España fue uno de sus grandes valedores.
Jefe del Estado desde 1991, ha sido reelegido con el 95,5% de los votos
Entre las "serias irregularidades" registradas por la misión de la OSCE figuran pucherazos, recuentos opacos de votos y "numerosas presiones" por parte de las autoridades para obligar a votar a los ciudadanos. El embajador Daan Everts, jefe de la misión, dijo que muchos directivos habían amenazado a sus subordinados. Además, los tres pretendientes a la presidencia "no intentaron" siquiera cuestionar la autoridad de Nazarbáyev. Según los resultados provisionales, este obtuvo el 95,5% de los votos y la participación fue del 89,8%. Estas cifras permiten al presidente estar a la altura del título de "padre de la nación", al estar incluso por encima de los ya meteóricos resultados de su anterior cita con las urnas en 2005. Entonces, logró un 91,15% y la participación fue del 76,8%.
Los efectos de las revoluciones en el norte de África han llegado hasta los regímenes dictatoriales y autoritarios de Asia Central y también a Kazajistán. Aunque las diferencias entre las dos regiones del mundo son grandes, también hay similitudes, como la dependencia de los hidrocarburos, amplios sectores de la sociedad empobrecidos, el enquistamiento en el poder de los líderes y la falta de democracia.
"Occidente tiene que presionar por la democratización de Kazajistán y no mirar nuestro país solo como una fuente de hidrocarburos y materias primas. Si no presionan, pueden encontrarse aquí con una revuelta como las del norte de África y, dados nuestros cuantiosos recursos y nuestro emplazamiento entre Rusia y China, eso sería un problema para todos. Hay que advertirles de esto ahora", afirmó Zauresh Battálova, una exsenadora opositora que hizo campaña por el boicoteo electoral.
De momento no hay síntomas de que Nazarbáyev pudiera ser víctima de una revuelta. Al contrario, hay kazajos insatisfechos con el régimen que votan por el presidente, ya que lo asocian con la "estabilidad" y la paz entre distintas comunidades étnicas y también con un grado de tolerancia impensable en Uzbekistán o Turkmenistán. Pero tras la imagen de estabilidad de Kazajistán hay una gran corrupción y abismales contrastes sociales. En la cúspide de esta sociedad que conserva muchos rasgos feudales, está Nazarbáyev y, a su alrededor, los representantes de los distintos clanes.
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