_
_
_
_

Las viejas minas de Sudáfrica se tornan corrosivas

El agua inunda las galerías y el ácido amenaza los recursos hídricos del país

Las minas de oro fueron el nacimiento de Johanesburgo. Hasta le dieron su nombre en zulú: Egoli, la ciudad del oro. Ahora amenazan con corroer sus entrañas en dos años. Las galerías, en desuso, se están llenando de agua que, en contacto con los metales de las paredes las convierte en altamente contaminadas. Su denominación científica es drenaje ácido de mina (AMD, en sus siglas en inglés) y de llegar a la ciudad afectará a cañerías de agua, pasos de electricidad y cimientos.

Se calcula que en 2013 el centro de negocios de Johanesburgo podría verse afectado, aunque ecologistas y expertos alertan de que la amenaza no está tanto en la ciudad, que también, sino en los terrenos en los que el agua decanta, que quedan contaminados. Sobre todo, en acuíferos subterráneos, ríos y pantanos. Se trata de una de las mayores catástrofes naturales que afronta el país. La amenaza es especialmente seria porque el país tiene escasos recursos hídricos.

El Gobierno va a aportar 22,5 millones pero hacen falta unos 200
La contaminación ya ha llegado a reservas naturales y desplazado familias

El Gobierno está informado de lo peligroso de la situación por un informe de expertos que recoge la necesidad de iniciar de forma urgente el bombeo y tratamiento del AMD.

La cuenca minera de la región (Witwatersrand) se divide en tres: la central, con Johanesburgo, la del West Rand (al oeste de la ciudad) y la de East Rand (al este). La situación en la West Rand, más pequeña, es la peor: las minas se inundaron en 2002 y el AMD empezó a decantar. Como medida de emergencia, se autorizó el trasvase del agua sin tratar al pantano Robinson, que, como recuerda la activista Mariette Liefferink, "era una zona de recreo. Ahora es radiactivo. No hay vida acuática alguna". En las minas de oro, el uranio es un subproducto. El pantano se ha cerrado al público, sus aguas son 40.000 veces más radiactivas de lo permitido para el consumo.

Las aguas contaminadas sin tratar han llegado a la reserva natural de Krugersdorp y los gestores de la cuna de la humanidad, una de las más antiguas excavaciones arqueológicas y patrimonio de la Humanidad, están preocupados porque "agua muy ácida entra ya en la zona, aunque por el momento no afecta a los fósiles".

El informe de los expertos concluye que el agua contaminada en el West Rand ha aumentado de nivel entre 20 y 60 millones de litros por día, perosolo se bombean y tratan alrededor de 12 millones, "lo que es inadecuado para controlar el AMD; el resto va a los recursos hídricos naturales".

El informe recalca que en la cuenca central las aguas crecen medio metro por día y se sitúan a menos de medio kilómetro de la superficie en determinadas áreas. Para marzo de 2013, las aguas llegarán a superficie, algo que no se puede permitir porque "no solo inundarán el Gold Reef City [un parque temático con visita a la mina incluida, a ocho kilómetros del centro de Johanesburgo], sino que habrán comprometido la fuente de agua subterránea natural al sudeste de la ciudad".

Mariette Liefferink, directora de la Federación para un Medio Ambiente Sostenible, baraja cálculos que anticipan a marzo de 2012 la decantación del AMD en la capital.En la East Rand, con las mayores minas, la situación se complica, porque una de ellas afronta dificultades económicas y amenaza con dejar de bombear y no trata el agua que extrae, algo que los expertos consideran urgente.

El ministro de finanzas, Pravin Gordhan, anunció una inversión de 22,5 millones de euros en los próximos tres años, mientras el ministro de Presidencia, Trevor Manuel, envió un mensaje tranquilizador a la población en febrero: "No hay razón para el pánico, los trabajos en el West Rand se iniciarán ya". Manuel recordó que el nivel ambiental crítico se sitúa en los 150 metros bajo superficie, al que no se ha llegado en el East o Central Rand.

"Aun así, no se ha hecho nada todavía", recuerda Liefferink, "y el dinero no es suficiente, harán falta un mínimo de 200 millones". De acuerdo con Garfield Krige, director de los servicios técnicos de African Environmental Development, una compañía ambiental que provee servicios a la minería, el dinero es suficiente tan solo para un primer tratamiento de neutralización del agua, que la libera de parte de los metales pesados, como el hierro, y neutraliza la acidez, "pero que no trata ni el uranio ni la salinidad". Según Krige, el agua podría ser tratada hasta hacerla incluso potable.

Otro de los contenciosos es quién debería pagar la limpieza de unas minas de las que se han beneficiado unos pocos. Son más de 120 años de minería, con las minas más profundas de la tierra (más de 3.600 metros abajo, con exploraciones de hasta 4.600). "Supongo que el Gobierno buscará asociarse con la empresa privada. Son pocas las minas que quedan y se negarán a cargar con la responsabilidad de otros a perpetuidad", explica Liefferink.

El informe concluye que la solución de neutralización es válida solo a corto plazo. La contaminación no es únicamente por AMD: los activistas recuerdan que en la actualidad se han trasladado ya 179 familias de un gran poblado de chabolas, por su cercanía a un depósito de residuos de minas en el West Rand, por radiactividad en el suelo.

El AMD afecta, aunque de forma no tan grave, a otras provincias como KwaZulu-Natal o Mpumalanga. El primer informe alertando al Gobierno sobre el AMD data de 1957, redactado por la Cámara de Minas. "Entonces, como hasta ahora, se miró hacia otro lado", apunta Krige.

Un niño juega con su bicicleta rota entre las aguas contaminadas al este de Johanesburgo.
Un niño juega con su bicicleta rota entre las aguas contaminadas al este de Johanesburgo.DENIS FARREL (AP)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_