Estulticia inaugural
Como todas las primaveras cada cuatro años ya tenemos encima, para nuestra desgracia, la campaña preelectoral de las elecciones locales y autonómicas. Como siempre, pero cada vez un poco peor. El nivel de ridículo, insensatez y despilfarro que se alcanza en la enloquecida campaña de "inaugura que algo queda" parece no tener límite.
Hospitales sin acabar, jardines sin arbolado, escuelas sin dotación, piscinas municipales sin agua, aeropuertos sin aviones y ¡hasta maquetas! La reacción a bote pronto es una sonrisa cuando no una abierta carcajada, pero en el fondo queda un regusto amargo ante el evidente menosprecio intelectual de la mayoría de políticos hacia los ciudadanos. Nos toman literalmente por estúpidos. Quieren captar nuestro voto a cambio de cuatro abalorios.
Pero lo peor de todo es que luego son votados, elegidos y hasta aclamados. Y encima somos los ciudadanos los que pagamos la fiesta. Es urgente que nos lo hagamos mirar, como se dice coloquialmente.
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