Un principiante curtido

Nunca se había planteado formar parte de una candidatura política, pero asegura que una vez que Juan Espadas se lo propuso se sintió obligado a decir que sí. "Por coherencia personal no podía negarme". "Llevo años moviéndome en terrenos en los que la igualdad de género, la dependencia o la investigación científica han ocupado un espacio público en mi vida y no quiero que esos espacios se pierdan", afirma Eugenio Suárez Palomares (Motril, Granada, 1948) fiscal y magistrado del TSJA en excedencia, abogado y articulista de EL PAÍS Andalucía hasta que, hace unas semanas, se convirtió en aspirante a concejal de Sevilla con el grupo socialista.

Hijo de una familia "modesta", si hubiera que extraer conclusiones solo viendo su currículum se diría que, además de inteligente y voluntarioso, es un culo inquieto. Pero unas horas de conversación dinamitan los esquemas previos. Las decisiones profesionales las toma con una mezcla proporcionada de entusiasmo, impulso, curiosidad y ambición. La primera y la última son buenos ejemplos: Tras estudiar Derecho en Granada, se hizo fiscal de distrito por una apuesta. "Quería un Citroën GS Palas y mi padre me propuso que si me sacaba las oposiciones, me lo compraba". Aprobó en siete meses y consiguió el coche. La fecha no se le olvida: "8 de mayo de 1976". El día que nació su hija mayor.

"Me quedaré cuatro años. Sin condiciones", dice el abogado

La última gran decisión la tomó hace mes y medio. Juan Espadas, al que no conocía personalmente, le llamó proponiéndole ir en su lista. Suárez Palomares pasó del estupor a la ilusión en el tiempo que el candidato socialista tardó en esbozarle su proyecto. Quedaron para verse y se disiparon las dudas. "Me convenció. Tiene ideas que comparto y ha demostrado ser un gran gestor", cuenta sentado a un lado de la que hasta hace poco era su mesa en el despacho de abogados que fundó hace 15 años en Sevilla. Como era el más cómodo del bufete, se lo ha cedido a su socia y él se ha mudado a otro. Aunque va a intentar seguir vinculado "de alguna manera" al despacho, sabe que su principal dedicación va a ser otra a partir del 22 de mayo. "Si me he comprometido con el grupo socialista y con Juan Espadas para trabajar por Sevilla y los sevillanos nos dan la oportunidad de gobernar, siempre pondré por delante los intereses públicos sobre los privados". ¿Y si los votos dejan al PSOE en la oposición? No se lo piensa: "Me quedaré cuatro años. Sin condiciones".

En el pleno municipal tendrá que acostumbrarse a trabajar rodeado de tantas mujeres como hombres. Una novedad para lo que han sido sus últimos años como abogado. En su despacho solo trabajan mujeres. No por discriminación hacia los hombres, sino porque a la hora de elegir empleados se han encontrado con "mejores" currículos entre ellas y una forma de trabajar "más eficaz". Por eso lamenta que la igualdad esté mejor resuelta en la teoría (las leyes) que en la práctica. "Ellas siguen teniendo salarios más bajos, ocupan menos puestos directivos". Suárez Palomares tiene dos hijas, "que son dos máquinas", y un hijo, "que tiene muy buena cabeza y es muy lindo, pero menos máquina".

Hasta hace unas semanas, conocía más al candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, con quien compartió profesión, que al propio Espadas. Del primero tiene "buena opinión como juez" y algo menos buena como político. "Para mí un político es alguien que se aproxima a la sociedad, la sirve y se rodea de un equipo de gobierno. Y ahí no le veo", asegura. Desgrana datos para ilustrar que la etapa en la que el ahora candidato del PP fue delegado del Gobierno en Andalucía se caracterizó por una "alta inseguridad" en Sevilla.

Con todo, prefiere no echar más leña al fuego de la crispación política. "Tenemos unos políticos que han hecho mucho por este país", sostiene. Durante la transición fue seguidor (que no militante) del PSP de Enrique Tierno Galván. Al PSOE tampoco se ha afiliado, pero asegura sentirse "realmente cómodo" con las ideas del partido. "En ese sentido, me siento socialista".