Un filme indaga en el odio y el racismo en Cataluña
Día extraño -y soleado- ayer en Málaga. Solo hubo una película a concurso, Catalunya über alles!, pero se multiplicaron los actos: desde Santiago Segura, que el domingo enardeció a los espectadores de su Torrente 4 en unos multicines, y que ayer charló con el periodista Luis Alegre en el Auditorio del Museo Picasso, a la presentación del rodaje de Tengo ganas de ti, la continuación de Tres metros sobre el cielo gracias a la fertilidad del escritor Federico Moccia (asistieron, entre otros, el director, Fernando González Molina, y el actor protagonista, Mario Casas) o a la proyección de la película de oro, un honor que este año ha correspondido a la excepcional Padre nuestro, de Francisco Regueiro, que recibió una Biznaga de Plata.
Sin embargo, lo que mueve a un festival es su sección Oficial y ayer le tocaba a un drama con curioso título. En el antiguo himno alemán, un verso que repetían con particular intensidad las huestes nazis reafirmaba la supremacía germana asegurando que Alemania estaba por encima de todo. Acabada la Segunda Guerra Mundial la frase fue eliminada, pero ahora el director Ramon Térmens, en su tercera película, la ha rescatado cambiando Deustchland por Catalunya y así ha creado el juego de palabras con el que ha bautizado su nuevo filme, Catalunya über alles!, en el que indaga en las consecuencias del racismo. Solo las interpretaciones de Belén Fabra o Babou Cham salvan un trabajo lleno de buenas intenciones y demasiado didactismo, aunque pocos resultados y menos sutileza.
En cambio, los documentales van viento en popa con historias como la descrita anoche en el filme argentino Liniers, el trazo simple de las cosas, de Franca Gabriela González, que ahonda en la figura de Liniers, el dibujante argentino autor de los cómics de conejos suicidas, unos personajes delirantes en los que el creador refleja su desbordante imaginación e ironía.
Pero la mañana fue para Catalunya über alles!. El drama entrelaza tres historias de odio, racismo y violencia, todo en la Cataluña del interior, la de la población de Almeselles. "El sitio es anecdótico", comentaba Térmens, "porque vale para cualquier ciudad o pueblo. Sé de lo que hablo porque yo nací en un pueblo de Lleida. En las últimas encuestas de la Generalitat, se han disparado las opiniones en contra de la inmigración. La intolerancia sube. Siento que como el huevo de una serpiente, algo que se está gestando, porque se han ido dejando las cosas pasar". Y pasa en todos los países, "son problemas universales, aunque desde luego no creo que todos los catalanes sean iguales".
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