El Conde Duque enseña sus tripas

"Estamos ensayando". Al nuevo Conde Duque aún le quedan unos meses de obras, pero el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, quiso visitarlo ayer y mostrar cómo va tomando forma el que será uno de los polos de la cultura en la capital. Gallardón, que en ningún momento habló de inauguración sino de "visita", aseguró que el Conde Duque será, junto con Matadero y Cibeles, uno de los tres vértices sobre los que "edificar una nueva cultura cívica construida entre todos". "Estamos ensayando", insistió a modo de lema, y era literal. Durante la visita, una compañía de danza, otra de teatro y un cuarteto de música ensayaron en las instalaciones, aún por pulir, pero en las que ya se puede comprobar la extraordinaria transformación del antiguo cuartel militar en un contenedor cultural que aprovechará hasta el último de los 58.777 metros cuadrados.

Habrá, por así decirlo, un Conde Duque diurno y otro nocturno. Alrededor del patio norte, el Archivo de la Villa, la Hemeroteca, el Museo de Arte Contemporáneo, la biblioteca pública Víctor Espinós... Ciudadanos, turistas e investigadores lo ocuparán de día. De noche, la que brillará sera la zona norte, espacio para la producción y exhibición cultural, con un auditorio ya casi terminado y un teatro de 300 butacas que se ha incrustado, construido desde cero como si fuera una cápsula, en una zona hasta ahora sin uso. Esta parte abrirá entre mayo y junio. Gallardón destacó que el Conde Duque tiene la fachada lineal más grande de Madrid, más aún que la del Palacio Real, y que pese a ello había estado medio "escondido". Ayer por fin se pudo vislumbrar cómo será su interior. La zona más retrasada es la del patio sur, la que acogerá las instituciones dedicadas a conservar y divulgar las colecciones y fondos municipales. Abrirán entre junio y septiembre para que a finales de año los ciudadanos puedan disfrutar del nuevo edificio, que ha costado los 69,5 millones -44 procedentes del Estado-, al completo.