Latinoamérica necesita infraestructura
Latinoamérica se ha consolidado como una de las regiones de mayor crecimiento, manteniéndose en los últimos años muy por encima del promedio mundial. Estas tendencias, sin embargo, pueden verse limitadas si no se invierte activamente en el desarrollo de infraestructura, es decir, en la ampliación de carreteras, puertos, aeropuertos, tendidos eléctricos, entre otros, necesarios para el desarrollo de los mercados que sustenten su futura expansión.
¿Cómo se encuentra Latinoamérica en términos de infraestructura? Todavía muy rezagada. El índice de brecha de infraestructura, desarrollado por el Foro Económico Mundial que toma a Alemania como el referente objetivo por su mayor dotación mundial (y obtiene por tanto un valor de 1 en el indicador) muestra a Brasil con un índice de 4,4. Más atrás se aprecia a Perú y Bolivia con niveles de 5,5 y 6,7, mientras que Chile presenta la mejor ubicación regional con un 1,4.
El crecimiento regional se puede frenar sin más inversión en carreteras, puertos o aeropuertos
En los últimos años varios Gobiernos han empezado a preocuparse por esta problemática y han planteado metas ambiciosas de infraestructura. De hecho, las cuentas nacionales registran mejoras, aunque todavía se observan obstáculos para un mayor dinamismo. En un libro de 2010, BBVA encontró que los países enfrentan varias restricciones en las fases de estudio de factibilidad de proyectos, en los análisis costo-beneficio del mismo, en la poca eficiencia en los procesos de concesiones, en el inadecuado planteamiento de los esquemas de mitigación de riesgos, en el poco grado de desarrollo financiero y/o ausencia de regulación adecuada que permitan la presencia de activos que sean atractivos para los inversionistas.
¿Cómo impulsar entonces mayores inversiones en infraestructura en Latinoamérica? Primero, poner en común la visión de diferentes agentes para alinear objetivos del proceso. Segundo, institucionalizar los modelos de análisis coste-beneficio que permitan contrastar la viabilidad financiera del proyecto con transparencia. Tercero, revisar las leyes de concesiones para que sean ágiles. Finalmente, impulsar el desarrollo de activos financieros adecuados, explorando distintas fórmulas de financiación para los diferentes tipos de proyectos de infraestructura. La innovación financiera debería ir acompañada de los instrumentos mitigadores de riesgo apropiados. La irrupción de nuevos activos en los mercados financieros locales puede dotar de una profundidad a dichos mercados que beneficien a todo el sistema en su conjunto.
Latinoamérica vive una oportunidad que no puede perder y debe aprovecharla implementando reformas que viabilicen las inversiones en infraestructura. Los lineamientos señalados pueden gatillar este proceso, incrementando la productividad e impulsando el crecimiento y calidad de vida de los países.
David Tuesta es economista jefe de Pensiones-Mercados Emergentes de BBVA Research.
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