Mantones de seda y oro
Los ropajes típicos del gran desfile de Semana Santa de Lorca son un espectáculo. Como también lo son las migas de El Segoviano. Amanecer en la playa de Calnegre y visita al castillo
Un castillo enorme, una historia de más de 40 siglos y un municipio de 92.000 habitantes y 1.676 kilómetros cuadrados, uno de los mayores de España. La murciana Lorca es excesiva, pero al mismo tiempo detallista, capaz de hacer un arte del bordado o de mantener su litoral inmaculado, una auténtica rareza.
8.00 Arenas del siglo XIII
Antes de que bañistas y senderistas desdibujen la postal, hay que arrimarse a Calnegre (1), un trozo de costa que se conserva como en el siglo XIII, cuando la bautizaron los repobladores catalanes. Un kilómetro antes de llegar a la pedanía de Puntas de Calnegre, se desvía a la derecha una pista de tierra que va bordeando las playas de Calnegre, Baños de la Mujeres, San Pedro... Calas de aguas calmas y arenas rubias, realzadas por la negrura de los acantilados pizarrosos, que se suceden sin interrupción urbanística hasta la medieval torre de Cope, ya en Águilas (2), después de 15 kilómetros.
10.00 ¿Pepe en íbero?
Lo que sí que hay que ver, ya en la ciudad, es el Centro de Visitantes (3) (www.lorcatallerdeltiempo.com; 902 40 00 47). Instalado en el que fue convento de la Merced, del siglo XVI, es una audaz combinación de arquitectura contemporánea y antigua, de cristales deslumbrantes y penumbras claustrales. Además de información y servicios turísticos (guías, visitas teatralizadas, rutas temáticas...), en él se ofrece un recorrido interactivo por la historia milenaria de Lorca, a lo largo del cual podemos escuchar música barroca, probarnos una toga romana o aprender a escribir nuestro nombre en íbero antiguo. A dos pasos de aquí queda el porche de San Antonio (4), un vistoso pedazo de muralla medieval. Muy cerca también abre su puerta cinco veces centenaria el Museo Arqueológico (5) (www.museoarqueologicodelorca.com; plaza de Juan Moreno, s/n; 968 40 62 67), donde se exhiben los restos de unas túnicas de lino y de un telar de banda hallados en una cueva lorquina que, si el carbono 14 no engaña, tienen la friolera de 4.000 años.
11.00 Seda y oro
En el antiguo convento de Santo Domingo se encuentra el Museo de Bordados Paso Blanco (6) (www.mubbla.org; calle de Santo Domingo; 650 27 20 04), el cual atesora los mantos bordados en seda y oro que encandilan al gentío durante los desfiles bíblico-pasionales de Semana Santa. Los desfiles son una locura, una cabalgata fusionada con un péplum y un pase de alta costura: inmensas carrozas, 500 caballos sementales de pura raza y mil vecinos haciendo de emperadores, faraones y reyes del Antiguo Testamento, acompañados de sus muchas esposas, esclavos y escoltas, todos ataviados con los susodichos mantos. Y los bordados, otra locura: solo la cabeza de Apolo del manto de Teodosio está bordada con 29 tonos distintos de verde. Si hay tiempo, se puede visitar el Museo del Paso Azul (7) (www.pasoazul.com; Nogalte, 7; 968 47 20 77), la cofradía rival de los blancos. Son como el Madrid y el Barça de la pasión lorquina, que tienen al pueblo entregado, absorto y dividido.
12.00 Abierto por excavación
El castillo de Lorca (8) (www.lorcatallerdeltiempo.es; 968 47 74 37) está sobre un cerro desde el que se ven, como los ven los pájaros, la ciudad y el valle hortelano del Guadalentín. No solo es de los castillos más grandes de España, sino de los más entretenidos: itinerarios con audioguía, exposiciones en torres y aljibes, reproducciones de catapultas y cañones, exhibiciones de cetrería, actores representando escenas históricas, conciertos, mercados medievales... La última propuesta se llama Abierto por excavación, una visita a los trabajos arqueológicos que se están desarrollando en el extremo oriental, en la zona de la judería, donde se ha exhumado una sinagoga del siglo XV, la única hallada en Murcia.
14.30 Tapas y otras tentaciones
Con la huerta que riega el Guadalentín, las carnes que se cazan y se crían en las Tierras Altas de Lorca y lo que se pesca en las ensenadas de Calnegre, el que come mal aquí es porque quiere. La mejor cocina tradicional -rabo de toro, arroz y pavo...- se hace en Rincón de los Valientes - I (Rincón de los Valientes, 3; 968 44 12 63). La más creativa, en La Cava (10) (Alameda de la Constitución, 3; 968 44 12 47). La mejor carne, de chato murciano, en La Peña (11) (La Tiata; 968 46 86 29). Buen marisco, en Juan de Toledo (12) (Juan de Toledo, 14; 968 47 02 15). Y para tapear hay que ir a El Segoviano (13) (General Terrer Leones, 12; 968 473 185), sobre todo si ponen el cartel de "hay migas".
16.00 Siesta con burbujas
Piscinas con camas de aire, tumbonas térmicas, duchas ciclónicas y fuentes de hielo son algunos de los inventos que se pueden probar en los dos spa de la ciudad: el del hotel Jardines de Lorca (14) (www.hotelesdemurcia.com; 968 47 05 99), que está en la tranquila zona de la Alameda, y el del hotel Amaltea (15) (www.amalteahotel.com; 968 40 65 65), espectacular y nuevecito, de 2010. En ambos casos, el circuito termal cuesta 20 euros.
17.30 Lujos barrocos
Al atardecer, cuando el sol hace de oro las viejas piedras de Lorca, es buen momento para asomarse a la plaza de España (16), donde se alzan el ayuntamiento barroco, que antes fue cárcel, y la colegiata renacentista de San Patricio, que se nota que la hicieron pensando que esta ciudad merecía tener una catedral. Junto con la contigua plaza del Caño (17), que alberga los que fueron pósito y casa del Corregidor, es el escaparate de los mejores tiempos de Lorca, aquellos en que salió del rudo castillo medieval para vivir como una señora entre angelotes, logias y mármoles de Macael. No vivían mal los nobles lorquinos, a juzgar por lo que se ve en el palacio de Guevara (18) (Lope Gisbert, 14; 902 40 00 47). Curiosamente, al lado de este paraíso barroco lleno de columnas salomónicas y querubines trompeteros expone su modesto género popular el Centro de Artesanía de Lorca (www.murciaartesana.com; 968 46 39 12), donde se puede adquirir desde la jarra de novia de cinco picos típica de la ciudad hasta las jarapas que se tejen en los telares manuales de Coy y de La Paca, en las Tierras Altas de Lorca.
19.00 En busca del oro líquido
Al pie mismo del castillo arranca una bonita carretera que lleva a la pedanía de La Parroquia y a la antiquísima presa de Puentes (19). Construida en tiempos de Carlos III, en ella se conservan como si fueran oro líquido las aguas de los ríos Luchena y Vélez, fuentes del Guadalentín, sin las cuales los campos de Lorca serían un desierto estricto. De la misma época es la presa de Valdeinfierno (20) accesible por carretera desde Zarcilla de Ramos-, desde la que se contempla el cañón del río Luchena, un puro meandro esculpido por la erosión en la roca marmórea, que ahora, con el sol acostándose tras las crestas buitreras de la sierra de la Culebrina, es cuando más bello y dramático está.
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