Arte contemporáneo y paritario
Los centros de creación y museos madrileños cuidan la presencia de mujeres artistas en sus colecciones y exposiciones sin comprometerse con cuotas
¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en un museo? Las Guerrilla Girls, un movimiento estadounidense de artistas feministas, lanzaba esta pregunta a finales de los ochenta para denunciar la reducida presencia de artistas mujeres. La lucha por la paridad que se inició en los años sesenta poco ha podido hacer por remedar la falta de equidad histórica en el arte clásico. Por ejemplo, de las 1.100 pinturas que pueden verse en el Museo del Prado, solo siete están firmadas por pintoras, concretamente por la flamenca Clara Peeters y la italiana Sofonisba Anguissola (entre las 7.900 obras que componen los fondos del museo, 7.900 obras, hay solo 45 cuadros de 35 autoras).
Pero en las instituciones dedicadas al arte contemporáneo, sí que ha calado el discurso paritario. Y eso a pesar de que un estricto análisis cuantitativo podría hacer pensar lo contrario. Según la asociación Mujeres en las Artes Visuales (MAV), que vigila las cuestiones de igualdad en el sector de la creación, de los 3.731 artistas representados en el Museo Reina Sofía, tan solo 482 eran mujeres (de las cuales, 225 españolas). Los datos son de julio de 2010 y no contemplan las adquisiciones realizadas desde entonces. Según los datos facilitados por el museo, de las 50 obras adquiridas el año pasado, 20 están firmadas por mujeres. En todo caso, el director de la institución, Manuel Borja-Villel cree que esas cifras no se pueden sacar del contexto de lo que ha sido la historia del arte. "No se trata de aplicar cuotas, que son reaccionarias", afirma con contundencia. "Además, es peligroso mezclar categorías, como las políticas de igualdad laboral, con el discurso artístico". En el primer aspecto, esgrime cifras irrefutables: en el Museo Reina Sofía, de un total de 546 trabajadores, 392 son mujeres y 154 hombres. "Y de lo que podríamos denominar altos cargos de máxima responsabilidad, 28 son mujeres y 9 hombres", puntualiza. En cuanto al déficit de artistas mujeres en la colección, Borja-Villel recuerda que eso es cierto en lo referente a los años 40 y 50, la parte del montaje de la colección titulada ¿La guerra ha terminado? Arte en un mundo dividido (1945-1968), un periodo en que la creación, en todo el mundo, fue un coto casi exclusivo de machos alfa: "Fue una época de cowboys, de los Pollock, los Saura, incluso Louise Bourgeois no tuvo un papel relevante hasta más tarde. A partir de los años sesenta ese predominio se invierte y eso se verá en la parte de la colección que estamos instalando, las décadas de los setenta y ochenta. Uno de los ejes principales será el feminismo en sentido amplio". El discurso feminista también estará presente en las exposiciones individuales para 2011, una de las líneas temáticas que, junto con el poscolonialismo en Latinoamérica, marcarán la programación del Reina Sofía este año. De las 19 exposiciones individuales previstas, nueve son de artistas mujeres: Lygia Pape, Dorit Margreiter, Yayoi Kusama, Maja Bajevic, Leonor Antunes, Lili Dujourie, Elena Asins, Soledad Sevilla y Sharon Hayes.
"El feminismo es un eje a partir de los años sesenta", dice Borja-Villel
"Mi objetivo no es que la colección esté firmada al 50%", dice el director del CA2M
Sin embargo, algunas voces creen que es necesario, precisamente, revisar la historia del arte para recuperar mujeres artistas que quedaron excluidas de la visión masculina dominante. Así lo reivindica la crítica de arte y presidenta de MAV, Rocío de la Villa, sumándose a una tendencia a la que ya se han aupado otras instituciones europeas: "En 2005, Lars Nittve, director del Moderna Museet de Estocolmo, abrió una suscripción popular para completar la otra mitad de la colección de arte moderno. En 2007 en la Tate empezaron a estudiarse las colecciones y hubo un punto de inflexión. Y todavía puede visitarse elles@pompidou, un montaje que realizó en 2009 el Centro Georges Pompidou en 2009, en el que propone un recorrido por su colección a través de artistas mujeres. Para ello, tuvo que realizar importantes adquisiciones de obra".
Los centros de arte madrileños más recientes nacieron libres de los prejuicios machistas de otras épocas, aunque eso no quiere decir que el discurso de género haya desaparecido. Ferran Barenblit, director del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M), creado en Móstoles en 2008, lo asume "con una cierta normalidad". Como discípulo que fue en sus años de formación de Marcia Tucker, fundadora del New Museum neoyorquino y conocida feminista, conoció el debate de primera mano. "Pero Marcia pasó por todas las etapas y con ella me empapé de un feminismo muy reflexionado", señala Barenblit. Con ese punto de partida, asegura que su objetivo no es que la colección de la Comunidad de Madrid esté firmada al 50% por mujeres y hombres (según datos de MAV, están representadas 56 artistas mujeres, lo que supone una cuota del 27%, que firman 196 de las 1.320 obras que integran el conjunto). "Lo que me importa es ofrecer un espacio para la reflexión sobre las cuestiones de género. Eso se ve, por ejemplo, en la organización de exposiciones, como la de Cristina Lucas, que el sábado llevamos a México", explica.
José Guirao, director de La Casa Encendida, reconoce el predominio masculino en el arte histórico, pero considera que la proporción está equilibrada entre los creadores más jóvenes. El tema del género, lejos de estar superado, sigue teniendo enorme vigencia: "Hay muchas mujeres que trabajan en cuestiones de género y desde el género. Tienen otra sensibilidad y están más ligadas a la fotografía, el vídeo, la performance... Se acercan al trabajo con soportes menos clásicos, como la pintura o la escultura, y tienden a buscar nuevos formatos que les permitan una mayor riqueza de expresión".
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